Gatillo Fácil. A los policías asesinos de Diego Cagliero se los condenó por la lucha y la movilización

“El gobernador es el jefe de la administración de la provincia,
y tiene las siguientes atribuciones: (...)
Es el comandante en jefe de las fuerzas militares de la provincia,
con excepción de aquellas que hayan sido movilizadas
para objetos nacionales”. [1]

El pasado 14 de febrero, un jurado integrado por 12 personas, tuvo que determinar en menos de 2 horas, una sentencia para los 2 policías acusados de asesinar a Diego Cagliero e intentar asesinar a otros 7 jóvenes que en mayo de 2019, iban en una camioneta furgón circulando por la Avenida Márquez, de Martín Coronado (partido de Tres de Febrero) a velocidad normal, y que pasaba por la puerta de la comisaría “Eufrasio Álvarez”.

Este juicio se llevó a cabo luego de tres años y medio, (incluidos 2 de pandemia) y por ende muchas movilizaciones, manifestaciones, actos, recitales, etc; realizados por los amigos y la familia de Diego. Muchos de ellos hemos reflejado en estas páginas. Es decir la organización, y la movilización unitaria en las calles tienen una fuerza que no tienen los mejores escritorios, libros y papeles.

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La sentencia

El 15 de febrero a primeras horas de la madrugada decíamos en este sitio que la sentencia era una suerte de burla o provocación a la familia y amigos. A su vez, los abogados plantearon que “el condenado por intento de homicidio, Sergio Montenegro, termina teniendo mayor condena que el condenado por homicidio, Maximiliano Canstatt.” Por esto el comunicado de la familia habla de “aberración jurídica” con razón. Es decir, un crimen a manos de la Policía bonaerense (directamente dependiente del Poder Ejecutivo Provincial) termina siendo menos gravoso que un intento de hacerlo. Y a su vez, ése, termina siendo menos gravoso que un accidente mortal automovilístico, por citar un ejemplo.

"No te preocupes, es el Estado. El Estado que disipa la forma vivir"

La frase de la banda de Mataderos, La Renga, es otra forma de decir, que "el Estado es Responsable". Y el Estado son los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, más allá de quien gobierne. Porque como se ve en las decenas de casos de gatillo fácil que aparecen cada vez que hay una movilización, o las (menos) veces que hay un juicio; año tras año, gobierno tras gobierno, los casos no dejan de sucederse. Carla Lacorte, en su libro "La Disciplina de las Balas" plantea como, salvo en el momento inmediato post 2003 y con la aparición de las "leyes Blumberg", los casos de gatillo fácil aumentan año a año. Y cuando no, la brutalidad estatal se trasladó dentro de las comisarías.

Es por todo esto que la incansable lucha de los familiares y amigos tiene un valor, hasta doble si se quiere, para llevar el caso de Diego al juicio y lograr una condena, no menos contradictoria.

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¿Qué rol tienen los Jurados Populares?

Algún lector podrá leer la primera parte de esta nota y pensará "El problema es que los jurados no entienden nada, si hubieran sido jueces, la sentencia era otra". Estamos convencidos que si entramos en esa discusión, nos distraemos. Es que ¿No ha habido impunidad o, mejor dicho, condenas insuficientes para, por ejemplo, genocidas dictadas por jueces? El policía Salmo, que atentó contra nuestra compañera Lacorte, muestra que sí, hay jueces que no imparten justicia. O el caso mas reciente de Lucas Verón en La Matanza, es otro ejemplo. Es que como dice Myriam Bregman, la justicia no es ni buena ni mala, es de clase.

La Justicia del Estado capitalista a disposición de una minoría

Es que todo está puesto en función de una minoría que vive de la mayoría, que incluso a veces es obligada a pelearse entre sí, para que no se pelee con esa minoría poseedora de todo. La Justicia, como pata de ese Estado, tiene también ese rol. Si esto es así, y la Policía es la institución para garantizar el orden y el control social y es financiada por el Estado capitalista ¿A quién va a cuidar si no es a los capitalistas?
Es por esto que el Estado y la Justicia que tiene ese rol, hacen todos sus esfuerzos por darles impunidad a sus criminales uniformados y cuando se ven obligados a juzgar y condenar, sólo por la movilización de sobrevivientes, familiares y organizaciones de derechos humanos, sociales y la izquierda, lo hacen aplicando las menores penas posibles. Ejemplo de esto son los juicios a los genocidas. Más aún, en momentos donde el ajuste económico que padecen las mayorías tiende a acrecentarse, para que los empresarios sigan sin perder.

Pero entonces ¿No hay que pedir justicia en este sistema?

Sí, hay que hacerlo. Más bien desde nuestra humilde experiencia hay que exigir. Y con mucha fuerza y movilización, por eso es imperioso convocar a espacios abiertos de apoyo a los pedidos de justicia. Cuanto más amplios mejor. Cuando más “ruidosos” mejor. Porque las vías institucionales, corren con un fin. La calle, como se dijo anteriormente, es la que expone y la que define. Recordemos lo que planteamos anteriormente: fue por la organización y la movilización de los amigos y familiares de Diego desde el primer momento, que se logró llegar a la instancia del Juicio.

Algunas modestas conclusiones para continuar la pelea por la libertad de Ángel Bramajo y la absolución de “los pibes”

Sí, fue la movilización incansable y la lucha de los familiares y amigos lo que llevó el asesinaron de Diego a Juicio y se logró una condena (aunque contradictoria) que define que los policías asesinaron a Diego. Es ese mismo método, que tendría que continuar para lograr la libertad y absolución para Ángel, el conductor de la camioneta donde iba Diego. Y los pibes, esos otros 6 amigos que iban junto a Diego y Ángel y están imputados por la causa armada de “Robo en poblado y en banda”, cuyo única finalidad es justificar los 16 tiros que la Bonaerense realizó el 19 de Mayo de 2019 sobre la camioneta.

La lucha de Justicia por Cagliero como ejemplo

Hubo que enfrentarse a la Policía, a la acusación de la Fiscalía que el mismo 19 de mayo de 2019 se disponía a armar la causa, y posteriormente la Justicia a cajonear; hubo que enfrentarse de los gobiernos de turno y a los medios de difusión que repetían como loros la versión armada policía, y todo esto se logró. Pero claro, el Estado y la Justicia con sus “tiempos” cansadores, hacen su trabajo, a tal punto, que el día de la sentencia, se tardó 15 horas en conocer el veredicto. Esperaron pasadas las 00:00 horas del jueves a dar el veredicto para tratar de que muchos de los que estaban en la puerta se retiraran porque tenían que trabajar al otro día, o atender a sus familias, o algún quehacer.

El Estado tiene sus métodos organizados para pelear; tenemos que tener los de los trabajadores y sectores populares para vencerlos. Para eso hay que organizarse desde abajo y confiando en nuestra fuerza, para que haya justicia por Diego, libertad para Ángel y absolución para los pibes. Para que el “basta de gatillo fácil” sea posible, tenemos que pelear por un Estado donde las mayorías trabajadoras dirijan sus propios destinos.