Oficialmente se había negado que Trump amenazara con enviar tropas para “combatir al narcotráfico”. Ahora, dicen que Peña respondió: “La capacidad de los grupos de narcotraficantes en México está siendo alimentada por la introducción ilegal de armas y dinero en efectivo, provenientes de Estados Unidos”.
Jueves 2 de febrero de 2017
Parece una comedia de enredos, una serie de Netflix. Pero no. Así son las relaciones entre México y Estados Unidos tras la llegada del magnate Trump a la Casa Blanca.
Según la agencia Notimex, Peña Nieto también le dijo a Trump “que esta circunstancia ha obligado a que las Fuerzas Armadas mexicanas participen en la lucha contra estos grupos criminales, lo que desafortunadamente le ha costado la vida a muchos militares y marinos que valerosamente han ofrecido su vida por México”.
Lo que no dijo es que el ejército y la marina mexicanos están entrenados por las fuerzas armadas y las agencias estadounidenses. Lo que no dijo es que fueron los empresarios de la industria armamentística estadounidense quienes vendieron armas a los cárteles del narcotráfico con el aval del gobierno del vecino del norte. Al extremo de que se probó que agentes estadounidenses entregaron armas al cártel de Sinaloa, entonces liderado por el Chapo Guzmán.
Tampoco dijo Peña que la compra de armas legal, para desplegar la militarización en México, se hizo con el financiamiento otorgado por la Iniciativa Mérida, implementada por el republicano George Bush y el panista Felipe Calderón en 2008. Y sostenida luego por el demócrata Barack Obama y Peña Nieto, proveniente de las filas del PRI.
De acuerdo con Associated Press y el informe de Dolia Estévez publicado en el portal Proyecto Puente, Trump sí le dijo a Enrique Peña Nieto que “podría mandar militares estadounidenses a enfrentar a los ‘bad hombres de ahí’ si el Ejército de México no lo hace”. Un funcionario de la Casa Blanca, que pidió mantenerse en el anonimato, señaló que el comentario fue en sentido “coloquial” y referido a la cooperación entre México y EE.UU. para combatir a los cárteles de las drogas.
Con la supuesta respuesta que habría dado Peña Nieto al presidente estadounidense durante la conversación telefónica que mantuvieron ambos mandatarios, los funcionarios de presidencia intentan recomponer la imagen de un cada vez más alicaído Peña Nieto.
Pero no hay forma: afirman una y otra vez el mantenimiento de la cooperación en materia comercial y de seguridad, mientras Trump no deja de arrojar leña al fuego con diferentes amenazas para que México pague el muro, entre ellas la imposición de aranceles a productos mexicanas, a remesas que envíen los trabajadores migrantes y hasta con el establecimiento de un impuesto a los cárteles del narco.
Negociar para profundizar la entrega de los recursos del país –a través de las reformas estructurales– y la degradación de las condiciones laborales en México es lo único que tienen para ofrecer Peña Nieto y los partidos al servicio de los empresarios a la clase trabajadora y los sectores populares.
Para enfrentar los ataques de Peña y Trump, los trabajadores, las mujeres y la juventud necesitan forjar una sólida alianza con los explotados y los oprimidos que habitan al norte del río Bravo.
