Negri falleció el sábado pasado a los 90 años en Francia.
Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Martes 19 de diciembre de 2023 08:43
Me toco una vez debatir con Toni Negri en el Hotel Bauen gestionado por sus trabajadores. Él defendía a los gobiernos de Néstor y Lula y decía que el "desendeudamiento" con el FMI era una política revolucionaria. Nosotros señalabamos que la política de subordinar los movimientos sociales al apoyo e integración en los gobiernos progresistas, lejos de desarrollar contrapoder, los transformaba en una fuerza de contención de la lucha de clases y no constituía un avance. En esos días el autonomismo criollo, y el propio Negri, abandonaban la autonomía de las organizaciones sociales y renunciaban a la autoorganización.
Sin embargo, a pesar de las diferencias, escucharlo hablar era un regocijo intelectual. No era un académico, era un militante forjado en las luchas de la Italia setentista. Era un orador apasionado recién salido de la prisión en la cual estuvo acusado falsamente de ser el autor intelectual del asesinato de Aldo Moro.
Hay que distinguir al Negri del operaismo de los 60 y 70 del maduro que hacía centro en la "autonomía social". La lectura de su biografía, Historia de un comunista, es una fuente de lecciones militantes de la generación que protagonizó la insurgencia italiana setentista, de unidad entre estudiantes, obreros e intelectuales, y una crónica apasionante del otoño caliente italiano, un proceso que duro 10 años, q tiene muchas similitudes con la insurgencia obrera argentina ya que su núcleo fundamental son las comisiones internas y la rebelión obrera fabril. El Negri operaista es un pensador, influenciado por el maoismo y su voluntarismo ultraizquiedista del Gran Salto Adelante. Es el intento de interpretar a un nuevo sujeto que irrumpe en la Italia pos fascista, que es el proletariado migrante del sur, el peor calificado y pago, protagonista de una insurgencia obrera q se levanta contra la burocracia sindical del Partido Comunista.
El operaismo pensaba que la clase, organizada en las comisiones internas y atacando con violencia al Estado, creando instituciones de democracia obrera, podía construir la máquina de guerra para hacer la revolución. El acierto en interpretar al sujeto que irrumpia en la vida política y social italiana, chocaba con las limitaciones de la política operaísta que diluía su fuerza separando al proletariado migrante del obrero sindicalizado y negandose al frente único para disputarle la base a la burocracia estalinista de la CGIL. Predicaban un sujeto sin estrategia.
En cambio, el Negri de la autonomía social, era un pensador posmoderno, que buscaba darle cuerpo teórico político a una izquierda cuya conclusión del 68 fue que la revolución es un error y que la idea del sujeto lleva al totalitarismo. La multitud, que reemplaza a la clase, la supuesta hegemonía del trabajo inmaterial posfordista, por un lado; y por el otro, el Imperio, ese poder sin centro que reemplaza al Estado nacional y superaba al imperialismo al calor de la globalización, busco combatir las concepciones clásicas del marxismo y la estrategia leninista del partido, la clase obrera y la revolución social. El horizonte de la autonomía social, es un pensamiento anti-estrategico que, como señala Maurizio Lazzarato, no hizo más que borrar el horizonte de la estrategia revolucionaria y la guerra de clases.
Negri en sus últimas entrevistas reivindicaba su militancia como un intento de construir un movimiento comunista que enfrentaba al estalinismo y el capital. El titulo de su monumental autobiografía, Historia de un comunista, es una declaración de pertenencia.
Lo despedimos como el luchador apasionado que supo ser.
Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.