Antonin Artaud fue uno de los poetas franceses que con más admiración siguió las tradiciones de los pueblos indígenas de México.
Sábado 17 de febrero de 2018 18:53
Artaud fue poeta cercano, aunque rompió en diversas ocasiones, del movimiento surrealista. Se sabe que en 1937, año del Manifiesto por un arte revolucionario independiente que escribió André Breton con León Trotsky, Artaud fue internado por esquizofrenia. Jacques Lacan lo declaró “bloqueado” y presagió que no volvería a escribir. Se equivocó, aunque sus internaciones sí lo acompañaron el resto de su vida.
Uno de los viajes de Antonin a México fueron “una de las cosas que llevó a Breton a visitar a Trotsky, cobraba un cariz seductor” según el biógrafo del segundo, Mark Polizzoti. Sus obras editadas en Tractac del ciel le llevaron a que le confiaran en los años veinte la dirección de la Oficina de investigaciones surrealistas una de las apuestas más ejemplares de buscar una llave para cambiar la vida y el mundo al mismo tiempo.
Antonin Artaud y Moctezuma
Artaud, luego de unos meses, en 1925, se peleó con el fundador del movimiento y entonces, decidió emprender nuevos rumbos. Una década después, de muchas experimentaciones, Artaud decidió viajar a México e instalarse en la sierra Tarahumara. Artaud a su modo anticipó el trabajo etnológico para conocer a los pueblos indígenas de México. Su texto México y viaje al país de los Tarahumaras es un libro pionero de la etnología.
El poeta se vio fascinado por la historia de Moctezuma. En 1933 a su amigo André Rolland en París insistió que su “teatro de la crueldad”, que se convirtió en la génesis de la idea del cuerpo sin órganos de Deleuze y Guattari, debía tomar como ejemplo los sucesos de Moctezuma.
La conquista de América es uno de los sucesos más trágicos, dramáticos y fatales de la historia moderna. Las pasiones de cada individuo inmiscuido estaban relacionadas con el torrente general, con los flujos de la profunda historia. Así, Artaud escribe en 1933 Conquista de América traducida por Enrique Flores.
Artaud sugiere que “Moctezuma es dos personajes: el que obedece, casi de forma santa las órdenes del destino y el que casi de forma pasiva ve cumplir sus presagios con los astros. El de la rebelión y confrontación de su sumisión”.
La obra de teatro comienza con “Los presagios”:
1. El avistamiento de “una espiga de fuego en el cielo”, es decir, un cometa que se vio por el oriente;
2. Un incendio sin causa aparente que cubrió en llamas el templo del dios Huitzilopochtli;
3. Un rayo que cayó sobre el templo del dios Xiuhtecutli, en medio de una llovizna, lo relevante es que no se escuchó ningún trueno;
4. Una lluvia de estrellas que se movían del oeste hacia el este;
5. Una marejada atípica en el lago de Texcoco, que inundó parte de Tenochtitlán;
6. La aparición del espíritu de una mujer que, por las calles de la capital imperial, dejaba escuchar un lamento: “Hijitos míos, tenemos que irnos lejos”, “Hijitos, ¿adónde los llevaré?” (retomando la popular leyenda de la Llorona).
7. Otro de estos extraños sucesos fue la captura, en el lago de Texcoco, de un extraño pájaro que parecía grulla. Se lo llevaron a Moctezuma y, según refieren, la cabeza del ave tenía una especie de espejo, donde el emperador vio jinetes que cabalgaban en una especie de venados sin cuernos y en actitud de combate; cuando llamó a sus acompañantes a que lo vieran, la extraña visión se desvaneció.
8. El último de este octeto de presagios fue la noticia de que varios súbditos vieron criaturas bicéfalas, especies de monstruos que luego desaparecían.
Para Artaud los presagios representaban una forma de catástrofe y turbulencia, pero que anticipaban la revuelta perpetua de los dominados, de los conquistados, de los vencidos. “Turbulencia y el comienzo de una revuelta de los vencidos se manifestarán de diez mil maneras. Y en esa caída, esa mengua de la fuerza brutal que se agota, sin tener ya nada más qué devorar, se dibujará el primer indicio de una novela pasional.”
Para los surrealistas las tradiciones indígenas, las formas de pensar y sentir de los pueblos llamados “bárbaros” tendían a cuestionar al capitalismo. En rechazo a la ideología de progreso, de racionalización moderna de occidente, los surrealistas consideraban los valores de los pueblos indígenas como “más avanzados” que los valores occidentales.
En Conquista de América de Antonin Artaud existe una visión romántica, crítica y anticapitalista de la conquista de América, una valoración de Moctezuma como figura trágica y dramática de la historia total y sus presagios representan una concepción predigistadora, adivinadora y profética. En el Moctezuma de Artaud hay profetismo, avisamiento catastrófico, de las revueltas permanentes de los pueblos contra la dominación occidental.