Danilo Paris y Diana Assunção, del Movimiento Revolucionario de Trabajadores y de Esquerda Diario Brasil, analizaron la situación política tras la primera vuelta electoral y de cara al balotaje entre Lula y Bolsonaro. Publicamos extractos de esa charla y el video completo.
Sábado 22 de octubre de 2022 12:45
En el programa “Brasil não é para amadores”, Danilo Paris y Diana Assunção, del Movimiento Revolucionario de Trabajadores y de Esquerda Diario Brasil, analizaron la situación política tras la primera vuelta electoral y de cara al balotaje entre Lula y Bolsonaro. Publicamos a continuación extractos de esa charla y al final el video completo.
¿Cuál es el panorama que dejó la primera vuelta electoral?
Danilo París: En primer lugar es muy importante ver que los resultados de las elecciones han confirmado el rumbo de la derecha en el régimen político. Aunque no es algo nuevo, si miramos para atrás podemos ver desde golpes institucionales o aprobación de contrareformas, la cuestión es que la primera vuelta de las elecciones ya confirmaron este rumbo.
Por ejemplo, aunque Bolsonaro estuvo por debajo de Lula, aumentó en 1,7 millones de votos en relación a 2018 y también tuvo una muy buena votación parlamentaria y en los Estados. Esto conforma un cuadro que venimos llamando de institucionalización de la extrema derecha. Es un concepto importante porque significa que la extrema derecha está ganando más espacio, penetrando más en el régimen político.
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En el Senado, por ejemplo, se consumó la elección de quince senadores alineados con el bolsonarismo, mientras que los apoyados por Lula fueron ocho. Aun cuando no signifique haber conquistado la cantidad necesaria para imponer resoluciones con fuerza propia, es una composición con mayor peso bolsonarista. Además, durante el gobierno de Bolsonaro se instauró un nuevo esquema de corrupción en la Cámara de Diputados, el “presupuesto secreto”, donde se le viene entregando indiscriminadamente partidas presupuestarias a la coalición del presidente. El sector parlamentario ligado a este esquema y la nueva ala del centro político resultaron ganadores, con resultados que pueden ser considerados históricos. De los 20 diputados nacionales más votados del país, solo cinco son del campo lulista. Lo que se vislumbra es el Congreso más conservador desde la salida de la dictadura (1985), con partidos que actúan en estos esquemas de “toma-daca” con el Poder Ejecutivo, reaccionarios en sus costumbres y neoliberales en su programa económico. Ese sector quiere alcanzar mayor vuelo. Hay en curso la articulación de la fusión entre el Partido Progresistas (PP), que hoy tiene la presidencia de la Cámara de Diputados, con Unión Brasil, una coalición fundada hace un año que reunió a los partidos del centro parlamentario que componen la vieja casta política del régimen brasileño. Esta fusión puede generar una fuerza muy poderosa en el Poder Legislativo y fortalecer aún más esa ala del centro político, que a su vez condiciona al Ejecutivo.
Diana Assunção: Creo que las elecciones también afirmaron y demostraron la consolidación del bonapartismo del Poder Judicial, incluyendo sus acuerdos con los militares. Creo que esto es una expresión del fortalecimiento de dos fuerzas reaccionarias bonapartistas. El poder judicial ha mantenido su rol protagónico, y también ha logrado contener la retórica golpista de Bolsonaro mientras arbitra sobre distintos aspectos del proceso electoral. Vimos toda esta situación con los militares en la sala de seguridad, gestionando las elecciones. Este es un elemento que también debe ser denunciado con fuerza.
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¿Qué expresó la campaña de Lula - Alckmin?
Diana Assunção: La “tucanización” de la lista de Lula (se refiere a la colonización de la lista por figuras del PSDB, el partido del expresidente Fernando Henrique Cardoso - FHC- que fue el antagonista del PT desde la salida de la dictadura), es una expresión del sentido hacia la derecha en el que se mueve el régimen político. Geraldo Alckmin, compañero de fórmula de Lula y figura neoliberal de primer orden, representa el intento de unificación entre los antiguos polos del régimen de 1988. Ahora, en segunda vuelta, vamos a ver esa tendencia ir al extremo, con el apoyo de economistas liberales del Plan Real, el plan de “estabilización económica” de FHC que significó un enorme ajuste al pueblo trabajador. Son sectores que expresan la posición del capital financiero, lo que es una muestra más de que la fracción dirigente del imperialismo estadounidense prefiere a Lula-Alckmin que a Bolsonaro. Así lo demostró con la resolución que el Senado estadounidense votó contra los cuestionamientos de Bolsonaro a las elecciones. La propia campaña del PT ya tiene muchos de esos elementos de derechización. Tanto Lula como Alckmin vienen enfatizando reiteradas veces que están en contra del aborto. Ahora van a lanzar una “Carta al pueblo cristiano” para reafirmar compromisos aún más reaccionarios. Es una expresión más de la situación a la derecha.
En 13 años de gobierno del PT no legalizaron el derecho al aborto. Y ahora, ante todos los ataques que la extrema derecha contra este derecho, el discurso de Lula-Alckmin es que también estan en contra del aborto, que no habrá legalización bajo su gobierno. Esto es muy importante señalarlo porque no tenemos que bajar nuestras banderas frente a la extrema derecha, porque esto en la práctica abre más espacio para esa extrema derecha, al punto que la fórmula encabezada por el PT toma este discurso como propio.
Por otra parte, creo que no es menor para entender esta derechización y los componentes de la correlación de fuerzas que se expresaron en las elecciones la política de pasivización del movimiento de masas que el PT ha llevado a cabo en los últimos años. Este es un elemento muy importante, porque por ejemplo durante la pandemia el PT, a través de los sindicatos y movimientos sociales que dirige, se negó a organizar manifestaciones y a luchar eficazmente. Los actos que se realizaron fueron incluso para darles un contenido meramente electoral y no de lucha.
Vaciar las calles y evitar cualquier proceso de movilización era parte de la política del PT para construir su Frente Amplio. Es decir, para poder contar con Alckmin y el apoyo de los empresarios para llegar al gobierno, Lula necesitaba presentar sus credenciales como la persona que mejor podía contener el descontento social. Es por eso que desde el punto de vista programático, ya aseguraron que no habrá derogación de las reformas antiobreras de los últimos años. La aprobación de la reforma laboral, la reforma de las pensiones, la ley de subcontratación irrestricta, todo esto es parte de lo que quieren para poder cargar la crisis capitalista sobre las espaldas de la clase trabajadora. Y Lula ha dejado muy claro que no va a derogar estas reformas.
¿Cómo enfrentar a Bolsonaro y la derecha?
Danilo París: Mientras que la primera vuelta mostró que la política de conciliación de clases y alianzas con la derecha del PT no debilitó al bolsonarismo -ni siquiera cumplió los objetivos de sumar votos, como se vio en el interior de San Pablo, "bastión" de Alckmin y donde fue más sorprendente la votación de Bolsonaro- el camino adoptado por el PT hacia la segunda vuelta es el de profundizar más aún esa política. También buscan convencer a su base social de este giro.
Diana Assunção: En esta situación, es comprensible que muchos sectores depositen en el voto a Lula la expectativa de derrotar a Bolsonaro. Incluso nosotros, desde el Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT), estaremos en primera fila, como siempre lo hemos hecho, en la lucha contra Bolsonaro, estando al lado de aquellos trabajadores y jóvenes que no quieren un nuevo gobierno de Bolsonaro, y votarán por Lula, nulo o se abstendrán. Pero advertimos que la fórmula Lula-Alckmin no es capaz de enfrentarse al Bolsonarismo porque está aliada con la derecha golpista y la patronal. Y las encuestas ya han confirmado que la extrema derecha seguirá existiendo no sólo como fuerza social, sino con peso en las instituciones del régimen. Incluso en un eventual gobierno de Lula, las condiciones económicas y políticas serán completamente hostiles a cualquier concesión económico-social. Por el contrario, lo que se presenta es un escenario de nuevos ataques, además del mantenimiento de toda la herencia de contrarreformas y privatizaciones de los últimos años. Venimos expresando esta posición en los lugares donde nos encontramos, en los lugares de trabajo y estudio, con nuestros compañeros y compañeras de la agrupación juvenil Faísca y de la agrupación de mujeres Pão e Rosas. Rechazamos a quienes quieren que tengamos más confianza en Alckmin que en la fuerza de la juventud y de nuestra clase. En este sentido, tener como punto inicial de cualquier posición política la lucha por la derogación total de todas las reformas para enfrentar a Bolsonaro me parece que debería ser el programa de toda la izquierda.
También es importante denunciar la política que vienen teniendo las centrales sindicales. Hay que redoblar las exigencias para que dejen de conducir la bronca social de la población sólo por la vía institucional y organicen un verdadero plan de lucha, que es el único que puede derrotar realmente a la extrema derecha. La conclusión estratégica es que la contención de los procesos de lucha y la alianza con la burguesía sirve para desarmar la lucha de clases y termina abriendo espacio a la extrema derecha. Si bien hay que esperar los resultados de la segunda vuelta, con los de la primera ya es posible sacar algunas conclusiones: cuanto más conciliación y moderación en la lucha de clases, más se fortalece la extrema derecha. Como ya has dicho, Danilo, ante cualquier amenaza golpista, tenemos que estar en primera línea, pero precisamente para movilizarnos contra estas amenazas golpistas con los métodos de la clase obrera, que fue precisamente lo que faltó, por ejemplo en el golpe institucional, por ejemplo en el encarcelamiento arbitrario de Lula, por ejemplo, en relación a cada uno de estos ataques que estaban sucediendo y masacrando las vidas de la clase obrera. Así que esto es muy importante precisamente porque estos mismos sectores económicos y sociales se fortalecieron.
En las últimas semanas los jóvenes de Faísca han estado en la primera línea de la organización de la lucha contra Bolsonaro y los recortes en las universidades federales expresando la posición política del MRT en asambleas y manifestaciones.