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Red Internacional
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Tragedia capitalista. Brasil: ya son 104 las personas muertas por las lluvias y deslizamientos de tierra en Petrópolis

Los Deslizamientos e inundaciones en la ciudad de Serra Fluminense se dieron por el enorme caudal de lluvia, el más grande en los últimos 90 años, que generaron la destrucción y la muerte de más de cien personas; los bomberos que están trabajando en el lugar dijeron que el número de víctimas seguirá aumentando.

Jueves 17 de febrero de 2022 02:15

Lejos de ser una tragedia natural, las muertes provocadas por las lluvias cada año en Brasil son resultado de las condiciones que arrojan el capitalismo y sus gobiernos, que relegan a la gente a vivir en zonas de riesgo, y ni siquiera promueven las obras necesarias para garantizar algún tipo de medidas de seguridad.
Hubo 292 deslizamientos de tierra y 51 deslizamientos de tierra en la ciudad. El número de muertos continúa aumentando ya que se siguen realizando búsquedas y se pueden encontrar más cuerpos. Aún hay más de 400 desaparecidos.

El mayor número de muertes se encuentra en Morro da Oficina, una de las regiones más afectadas. El lunes, Defensa Civil había recibido una alerta de que podría haber derrumbes por lluvias en la región, pero no tomó ninguna medida, lo que demuestra el desprecio de los gobiernos hacia la población que vive en zonas de riesgo.

En las calles de la ciudad histórica están repletas del lodo acumulado en varios lugares, además de la destrucción de autos y otros objetos, y las familias que buscan a familiares desaparecidos en hospitales.

Las imágenes de este desastre conmocionaron a todo el mundo: personas, automóviles, casas siendo arrastradas a gran velocidad por el agua de la lluvia, niños corriendo en busca de refugio al salir de la escuela, vecindarios enteros descendiendo una colina; los comerciantes de la ciudad lo perdieron todo.

Durante todo el día los equipos de búsqueda trabajaron incansablemente retirando cuerpos, pero también sobrevivientes. Los familiares aún intentan contactar a sus seres queridos, y la comisaría de la vecina ciudad de Itaipava se ha convertido en el lugar de búsqueda de información, denuncia de personas desaparecidas y muertas.

Al menos 57 casas quedaron totalmente destruidas por los derrumbes, y desde la mañana 400 bomberos buscaban sobrevivientes utilizando perros rastreadores y con la ayuda de equipos de protección civil y voluntarios de la población de la ciudad.

En enero de 2011, Petrópolis fue una de las ciudades golpeadas por una de las mayores tragedias recientes en Brasil, cuando murieron 918 personas y 99 continúan desaparecidas, en la región montañosa de Río de Janeiro. Once años después, la falta de medidas del gobierno local de Rubens Bomtempo (PSB), quien fue alcalde anteriormente, y las administraciones del PL y Solidaridad, crean escenas que remiten a lo ocurrido en esos días. Los gobernadores del estado de Río de Janeiro, ya sea de Sérgio Cabral o Luiz Fernando Pezão, ambos del MDB, o de Wilson Witzel (PSC) y Cláudio Castro (PL), tampoco han hecho nada por la situación en la sierra, y son los responsables de esta tragedia.

Estas fuertísimas lluvias están influenciadas por el cambio climático, del que Bolsonaro niega su existencia. Las tragedias como esta son cada vez más frecuentes, y tienen una relación directa con la destrucción de la naturaleza llevada a cabo por la Agroindustria y patrocinada por Bolsonaro. Además, el presidente de Brasil también recortó los recursos para combatir inundaciones en un 35%. La existencia de viviendas en zonas consideradas de riesgo es resultado directo de la pobreza de estas familias: el desempleo, la inflación, el trabajo precario actúan directamente sobre el presupuesto de estas familias que terminan sin tener dónde vivir.

Cláudio Castro también es responsable de gobernar el Estado de Río de Janeiro, aumentando las desigualdades sociales que empujan a los sectores más pobres de la población a viviendas precarias. Justo este año, antes de esta tragedia en Petrópolis, ocurrió otra catástrofe en Jesús de Itabapoana con más de 500 personas sin hogar.

En lugar de tomar medidas para evitar estas muertes, Castro lanzó un programa electoral y represivo de “Ciudad Integrada”, utilizando la represión policial contra los habitantes de Jacarezinho, disfrazada de “inclusión social” a través de obras de fachada. Ahora, tras la tragedia ocurrida en Petrópolis, Castro pretende actuar, vistiendo el uniforme de la defensa civil y grabando material para utilizar en su campaña electoral, diciendo que el lugar es un “escenario de guerra”, sin tomar ninguna responsabilidad por esta tragedia. Mientras tanto, los bomberos están pidiendo donaciones de agua mineral para la ciudad, ya que el Estado de RJ no puede garantizarlo.

El alcalde Rubens Bontempo, del PSB, el mismo partido del candidato a gobernador Marcelo Freixo, a pesar del discurso “social”, en realidad no hizo nada para evitar esta tragedia y llevó adelante su gobierno sin enfrentar ningún privilegio de las elites locales, ni cambiar nada estructural en la ciudad: los pobres permanecieron en áreas de riesgo

Bolsonaro, Castro y Bontempo, frente a las decenas de muertos, intentan aparentar “brindar ayuda”, pero no han hecho nada durante todo este tiempo para evitar la tragedia. Solo chocando con los intereses de los capitalistas multimillonarios y castas parasitarias como la familia real y los políticos será posible poner fin a estas catástrofes anunciadas.

Sólo una reforma urbana radical, financiada con los impuestos de las grandes fortunas y, en el caso de Petrópolis, con la expropiación de la Companhia Imobiliária de Petrópolis y el fin del impuesto pagado a la “familia real” será posible poner el fin de las tragedias anunciadas que se repitieron año tras año. Una reforma urbana puesta en marcha por los trabajadores y los pobres puede garantizar la vivienda para todos, la reurbanización, la reparación y la conservación del patrimonio histórico de la ciudad. Una reforma como esta no se hará a través de alianzas con la derecha neoliberal de Armínio Fraga, como proponen Marcelo Freixo y Rubens Bontempo, sino a través de la fuerza de la organización obrera, imponiendo una política de independencia de clase frente a los intereses capitalistas.