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Red Internacional
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Córdoba. Cierre de Nissan: la mentira de la reforma laboral de las patronales y el SMATA

En esta última semana crecieron los rumores sobre el futuro de la planta de Nissan en Córdoba. Están en peligro cientos de puestos de trabajo y todavía no hay respuesta del SMATA.

Miércoles 5 de febrero 13:03

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La noticia sobre el cierre de la planta de Nissan ubicada en Santa Isabel recorre los grandes medios. Ahora Montich, una importante autopartista, pide preventivo de crisis, ya que se vería afectada en la planta 1 que produce los chasis para la multinacional japonesa. Es una muestra más de las consecuencias del modelo económico de Milei que golpea con fuerza a la industria automotriz y el aval a las patronales que descargan la crisis sobre miles de trabajadores a lo largo del país. Pero también muestra la mentira de la reforma laboral, que alientan el gobierno, los grandes medios de comunicación y partidos tradicionales.

El SMATA, luego de dejar pasar cientos de despidos en el 2024, anuncia que empezará con quites de colaboración y posibles medidas de lucha, pero la realidad es que empezaron a proponer indemnizaciones mayores a las de la ley y reubicación de los que queden. Se termina el verso de que “la reforma laboral trae inversiones y genera fuentes de trabajo”.

Detengámonos un poco en esto último para volver a la situación actual. En abril de 2015 el gobierno de Cristina y del peronismo cordobés, festejan a bombo y redoblante la inversión millonaria de Nissan en la planta de Renault. Una alianza mundial que se expresó en la Argentina con la contratación de 1000 trabajadores. Luego se sumó como parte de la famosa “lluvia de inversiones” de Mauricio Macri y parte de la reforma laboral en cuotas que se había iniciado en Vaca Muerta.

El SMATA fue parte central de esa política, acordando reducir salarios en un 30 %, entregar derechos de convenios como tiempos de descansos, comedor y categorías. Un gremio pionero en implementar la reforma laboral, para “atraer inversiones”.

Macri y Schiaretti hace menos de 10 años presentaban este modelo como el ejemplo de una reforma laboral moderna que favorecería el empleo. Un chamuyo total.

¿Pero qué ocurría en esos tiempos? Veníamos de la larga lucha de Lear en Buenos Aires, y años antes, la pelea contra los despidos de los contratados en Iveco, y posteriormente, la recuperación del cuerpo de delegados de Volkswagen Córdoba para los trabajadores, mediante sus métodos de asamblea. Ante esto, la conducción del gremio se quería mostrar como una dirección "racional", anteponiendo a la organización y la lucha la negociación con las empresas. Todavía recuerdo las discusiones en las plantas, con directivos de SMATA de ese momento. Nos decían: "Ustedes los ’zurdos’ solo quieren hacer quilombo y terminan provocando despidos y cierre de plantas. En cambio, nosotros damos concesiones a las empresas por unos años y logramos puestos de trabajo con derechos”.

Derechos fueron los que se entregaron en esos años. Obreros contratados en Renault por tiempo indeterminado que casi nunca llegaron "al sueño" de la efectivización. Ritmos de producción cada vez más duros y cuerpos rotos. Luego vinieron los "retiros voluntarios" como manera de encubrir despidos.

Desde principio de año la crisis se está agudizando y los despidos empiezan a ser masivos como en General Motors y Nissan, afectando a las autopartistas. En Montich la patronal presentó un preventivo de crisis, con la posibilidad de despidos. En Fiat, anuncian el final del acuerdo con Lear de San Francisco y la posibilidad de 350 puestos de trabajo menos.

Se demuestra que la política del SMATA de entregar derechos con la promesa de más puestos de trabajo es falsa, que la negociación para evitar la lucha es un fracaso. Las empresas priorizan sus intereses sin importar lo que suceda con miles de familias obreras. El SMATA debería llamar a un plan de lucha nacional contra los despidos, buscando la unidad con el conjunto de autopartistas adheridos a la UOM, pero no podemos esperar pasivamente.

Es momento de que empecemos la resistencia contra estas políticas siguiendo el ejemplo de los que pelean para no dejarse pasar por encima. Como los petroquímicos de Río Tercero, con una heroica lucha de 90 días, los delegados combativos de la metalúrgica WEG que fue la única planta de la UOM que se paró contra los despidos, los docentes de la UEPC Capital, recuperando su gremio de manos de los burócratas amigos del peronismo cordobés y peleando para que no sean los trabajadores los que paguen el ajuste de Milei y Llaryora. Ellos nos muestran el camino. La lucha sirve. Resignarse es terminar en la calle, sin trabajo formal.