Este fin de semana se desarrollo un Cosquín Rock dónde los artistas cruzaron al gobierno con mucho canto opositor, pero... ¿Quiénes sostienen este enorme festival?
Martes 18 de febrero 09:45
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El sábado y el domingo miles de fanáticos y seguidores del rock, disfrutamos de un gran festival en la montaña como lo es el Cosquín. Muchos juntamos peso sobre peso o "tarjeteamos" para poder llegar, organizando la manera para ahorrar un poco entre amigos, todo lo que implica poder disfrutar de un festival que no es para nada "popular" en sus precios.
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Un festival que estuvo cruzado por un clima opositor al gobierno que fue mucho más notable que el año anterior donde casi que solo Dillom y Divididos habían denunciado a Milei. Esta vez, lo atravesó el escándalo cripto y los múltiples ataques y censuras a artistas como María Becerra, Lali y Milo J.
Sin embargo, hay un silencio ensordecedor que todos los años (y de manera ascendente) se esconde detrás del festival emblema del empresario José Palazzo: la precarización laboral.
Aprovechar la reforma laboral: tercerizar para lavarse las manos
Por primera vez desde que existe el festival, Palazzo decidió tercerizar completamente la contratación de sus trabajadores en cada área: técnica, producción, gastronomía, seguridad y otras áreas.
Manpower fue la empresa que Palazzo contrató para evitarse decenas de juicios laborales que otros años sabemos que han sucedido, y no fue una decisión para nada poco pensada. Con una reforma laboral que quito de la ley laboral el criterio de solidaridad de quien contrata, es el momento perfecto para "invertir" en mantener "limpia" una marca como su propia productora: José si que sabe emprender.
Muchos de los que fuimos a disfrutar un finde de música en vivo, teníamos amigos del otro lado de las barras a los que les habían prometido otra experiencia laboral.
Les vendieron que iban a tener momentos de descanso (hasta tal vez ver alguna que otra banda en ese ratito), que iban a darles tres comidas para la cantidad de horas que iban a trabajar, que el clima laboral iba a ser bueno y otras promesas.
La realidad fue completamente otra: primero que solo se dieron dos comidas de muy mala calidad (pan, hamburguesa, pan y fin), el tiempo de descanso fue solo de 15 minutos siendo que se trabajó en el predio 16 horas seguidas, y hasta se amenazaba con "romper pulseras" y "echarlos en el momento" a quienes no cumplieran con esas condiciones, y por ende no cobrar por las horas trabajadas.
En síntesis, desde las 11 de la mañana hasta las 4 del otro día, de corrido en el predio, más las horas de viaje de ida y vuelta de Córdoba a Santa María de Punilla, en las condiciones ya comentadas, solo por 80 mil pesos el día para quienes estaban en el área de gastronomía por ejemplo: la miseria del trabajo posible para la juventud cordobesa.
La diversión que sale mucha plata para quienes vamos a disfrutar de las bandas, y muy barata para quienes hablan del "festival de rock más federal y más importante del interior".
Este es el tipo de trabajo que tanto le festejan los gobiernos nacional como provincial, a empresarios "exitosos" como José Palazzo, que no respetan las mínimas condiciones laborales de centenares de trabajadores que realmente sostienen y permiten que se desarrolle semejante evento.
Un tipo que se hace el rockero piola y solo piensa con el bolsillo.
José, te falta rock y te sobra estafa laboral