Morón. Clínica Marañón: una enfermera falleció y las trabajadoras denuncian las condiciones del lugar

Es así que llegaron con mucho dolor, a contar y denunciar el fallecimiento de una de las enfermeras producto de haberse contagiado de COVID, mientras que otras 50 personas se encuentran afectadas.

En los últimos días, entre indignadas y enojadas por no ser escuchadas por el dueño dela clínica Marañon, sus trabajadoras decidieron salir a denunciar las condiciones en las que se encuentran trabajando.

El relato desgarrador de varias trabajadoras contando que ya hace un tiempo, y ante los primeros casos de COVID dentro de la Clínica, su dueño no respetó en ningún momento las medidas de protección necesarias tanto para las trabajadoras y los trabajadores de la clínica como de sus pacientes internados.

Una de las enfermeras nos decía “es la negligencia de los dueños, no activaron el protocolo desde el caso cero, la clínica no se hace cargo, tuvimos que ir a nuestras obras sociales. Aislados en una pieza, el dueño oculto los casos positivos, no se tomaron medidas de cuidado ni tampoco de desinfección”.

Cuando se desató la crisis sanitaria, el personal de salud resultó ser el más afectado. Se pusieron en evidencia la precariedad laboral, la falta de insumos y las condiciones de trabajo en general.

Son las propias trabajadoras que nos enviaron las fotos de los insumos con los que contaban hasta el día de hoy. Barbijos de tela que debían ser lavados, 2 pares de guantes por guardia, camisolines que se debían lavar al finalizar la jornada y se colgaban todos juntos. Hoy esto habla de un destrato hacia quienes todos los días trabajan cuidando a personas mayores.

El trabajo se fue haciendo cada vez más difícil, ya que a medida que debían ausentarse por presentar síntomas, no había personal para rotarlas y por eso les extendieron las jornadas a 12 horas de trabajo en dos turnos.

Pero además, sumaron en sus denuncias, que no cuentan con la obra social de salud, sino que cada trabajador o trabajadora, para poder ser efectivizadas en su trabajo, debían contar con una obra social particular, la que ellas eligieran. Es así, que cuando comenzaron con los síntomas, fueron individualmente cada una de ellas a hacerse el Hisopado, porque no contaban con esa posibilidad en su lugar de trabajo.

Para los pacientes internados, el trato que les ofrecía el dueño no era de mejor calidad. Comenzaron a ubicar a los pacientes con síntomas en una única habitación, sin considerar la posibilidad primer de aislarlos, ni tampoco de trasladarlos para preservar la integridad física del resto de las personas que se encontraban en la institución.

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En el día de la fecha, tras hacerse la denuncia en varios medios el municipio se presentó en la institución para hacer una inspección, y ahí se activo el protocolo, con el posterior hisopados de quienes presenten síntomas.

Tan es así, que hoy si llegaron cosas tan esenciales como la caja de guantes, el alcohol en gel que nunca estuvo y los trajes que son adecuados para trabajar en este contexto. Todo llegó, después de una muerte y una denuncia, pero el gobierno adjudica el aumento de casos hablando de responsabilidad social.

Este caso, como tantos otros, manifiesta el cuidado de los y las esenciales. Genera una indignación terrible escuchar como no existen protocolos de cuidado de parte de las patronales, siendo que la vida de sus trabajadores nunca será su prioridad.

Como decíamos en otra oportunidad, es necesario que la voz de las y los trabajadores se haga oir, poniendo en pie comisiones de seguridad e higiene, como así también establecer un único sistema de salud pública, queunifique lo público y lo privado, para poder dar una respuesta al conjunto de la población y de los y las trabajadores.