Presentamos a continuación la declaración política del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) hacia la segunda vuelta electoral en Brasil, donde adelanta su voto crítico a Haddad en el marco del avance de la extrema derecha en unas elecciones manipuladas, acompañando el odio y la voluntad de lucha contra Bolsonaro. El MRT es la organización brasileña de la Fracción Trotskista - Cuarta Internacional, de la que forma parte el PTS de Argentina.
Miércoles 10 de octubre de 2018 10:30
Bolsonaro estuvo muy cerca de ganar en la primera vuelta, pasando como gran favorito para ganar en el segundo turno. Su triunfo significa un salto en el golpe institucional que destituyó a Dilma Rousseff para imponer ataques profundos a la clase obrera y al pueblo, como la privatización de Petrobras y la venta del petróleo a precios regalados, y una serie de reformas reaccionarias.
Las elecciones fueron la continuidad del golpe con la prisión arbitraria a Lula y el absurdo veto a su candidatura, imponiendo unas elecciones completamente manipuladas por el Poder Judicial, bajo la tutela de las Fuerzas Armadas, para favorecer los intereses más reaccionarios de los capitalistas nacionales y extranjeros
Aún en el caso, muy improbable, de que pierda en segunda vuelta, este bloque económico, social, político y militar ya desató fuerzas reaccionarias que se mantendrán como un enorme peligro para las trabajadoras y trabajadores, mujeres, negros, de la diversidad sexual, pueblos originarios y para todo el pueblo pobre.
Estas elecciones están siendo un espectáculo de terror como quedó demostrado en el pisoteo al derecho de la población a votar a quien quiera (con la proscripción de Lula que era el candidato con mayor intención de voto en las encuestas), y con la colusión entre la operación Lava Jato y la corporación mediática Red Globo siendo utilizada para favorecer a los candidatos que expresan los intereses más reaccionarios y del capital más concentrado del país.
Por detrás de la candidatura de Bolsonaro, además de la embajada norteamericana y el gobierno de Trump, están burgueses ultra millonarios como Jorge Paulo Lemann, el hombre más rico de Brasil, dueño de Ambev. Alexandre Bettamio, presidente ejecutivo para América Latina del Bank of America, João Cox, presidente del consejo de administración de TIM, y Sergio Eraldo de Salles Pinto, de Bozanno Inversiones (gestora de inversiones presidida por Guedes, ministro de finanzas de Bolsonaro), son otros de los mega empresarios con los que Bolsonaro se reúne para proponerles formar parte de su gobierno, con el único objetivo de ser la continuidad salvaje de los ataques de Temer contra los trabajadores, en la represión y asesinato de los campesinos por el agronegocio, y avanzar en la entrega de las riquezas nacionales, incluyendo a Petrobras, la mayor empresa del país que es blanco de la codicia imperialista, y que está en la base de la operación Lava Jato.
Junto a la empresa periodística Bloomberg, la gran agencia de noticias y negocios del capital financiero internacional que saludó la subida en las bolsas de valores con los resultados favorables a Bolsonaro, se suman todos los grandes sectores ligados al agronegocio, la patronal más esclavista de Brasil. Eso sin hablar de la llamada "bancada de la bala" (diputados militares y policías que fueron parte de la campaña permanente por mano dura, a favor de la represión policial en las favelas y de impunidad a los policías). Todos ellos bendecidos por las iglesias evangélicas, que en su gran mayoría apoyaron a Bolsonaro, siendo las principales difusoras de "fake news" (noticias falsas) en las redes sociales alimentando el conservadurismo más reaccionario y la destrucción moral de los adversarios, y alentando un clima social que ya dio lugar al ataque a la hermana de Marielle Franco y al asesinato de Mestre Moa, maestro capoeirista bahiano y reconocida figura del combate al racismo, apuñalado al día siguiente de la primera vuelta, a los 63 años de edad, además de una serie de otros ataques reaccionarios.
Bolsonaro, que hasta hace poco era considerado marginal dentro de las Fuerzas Armadas, hoy tiene claro apoyo de la cúpula militar, a través del general de la reserva Augusto Heleno y también de su vicepresidente Mourão, defensor de la dictadura militar de 1964 y de torturadores como el coronel Brilhante Ustra. Su elección del ultraneoliberal Paulo Guedes como ministro de economía fue la señal que la cúpula militar necesitaba para acercarse, ya que los militares en Brasil están subordinados a los intereses norteamericanos.
Frente a los dos momentos en que el Supremo Tribunal Federal tuvo la posibilidad de sentenciar a favor de Lula, el Comandante en Jefe del Ejército, General Villas Boas, defensor declarado de la operación Lava Jato y de las medidas autoritarias del Poder Judicial, hizo declaraciones públicas con amenazas de intervención de las fuerzas armadas, según la decisión que tomaran los jueces de la Corte de seguir o no la política golpista.
Bolsonaro se siente orgulloso de la dictadura militar y de los métodos de tortura. A pesar de haber declarado en televisión que si fuera elegido presidente cerraría el Congreso, hoy esconde esa faceta y posa de "democrático" por tener la mayoría de los votos (en una elección abiertamente manipulada). Pero no podemos engañarnos. Su vice Mourão no miente cuando dice que quiere acabar con el aguinaldo, así como Bolsonaro no miente cuando dice que quiere acabar con todas las empresas estatales y flexibilizar todos los derechos laborales, mucho más de lo que Temer ya ha hecho.
Si la dupla militar de Bolsonaro y Mourão puede llevar adelante todos los ataques reaccionarios anhelados por los grandes empresarios y financistas de forma "democrática", apoyándose en el Congreso mayoritariamente reaccionario que fue elegido este domingo, se asentará un gobierno autoritario (bonapartista) con apariencia "democrática" –en realidad elegido por medio de una elección absolutamente manipulada por los golpistas, beneficiando a la extrema derecha. Un sistema político basado en el autoritarismo del poder judicial (utilizando la Policía Federal como su "fuerza de choque"), apoyado por los militares para contener toda y cualquier forma de resistencia o cuestionamiento.
Los métodos que se utilizaron contra Lula serán usados para amedrentar y perseguir a cualquier sindicato o movimiento social que quiera luchar
Este es el escenario ideal soñado por los grandes sectores empresariales y financieros que se pasaron con armas y bagajes para la candidatura de Bolsonaro. Pero si es necesario, Bolsonaro y Mourão tampoco tendrán ningún problema en sacrificar las instituciones "democráticas" y gobernar a través del Poder Ejecutivo apoyado directamente sobre las policías y las Fuerzas Armadas. Mourão ya habló incluso de “autogolpe”.
Hay grandes fuerzas para resistir
Sin embargo, la clase obrera no está derrotada estratégicamente. El año pasado protagonizó dos grandes paros nacionales que frenaron la reforma previsional de Temer, y si no siguieron escalando en su lucha para frenar la reforma laboral fue porque la CUT y la CTB (dirigida por el PT de Haddad y el PCdoB de Manuela D’Avila) contuvieron esa energía para canalizarla dentro de su estrategia electoral.
El movimiento #EleNão, que protagonizan las mujeres, es una expresión más de las fuerzas de resistencia
La movilización independiente de los trabajadores, de la juventud, de los negros, de las mujeres, de la diversidad sexual, los sin techo y sin tierras en las calles, huelgas y ocupaciones es el único movimiento social que, dirigido por las trabajadoras y trabajadores, puede verdaderamente enfrentar el avance del autoritarismo y la extrema derecha, organizando inclusive comités de autodefensa.
Solo el triunfo de una resistencia que tendrá que darse en las fábricas, en las empresas, en los establecimientos públicos, en las universidades, en los colegios y especialmente en las calles podrá derrotar el intento del gran capital financiero, de los grandes empresarios, del poder judicial y de los grandes medios, y podrá impedir la instalación de un régimen profundamente antiobrero, ferozmente enemigo de las mujeres, de la diversidad sexual, de los negros, de los pueblos originarios y de toda la causa progresista.
Esta lucha es difícil, pero no imposible. No es imposible porque en el electorado de Bolsonaro existen importantes sectores que aún no comprenden el plan de conjunto del excapitán y del general de reserva Mourão para liquidar todos sus derechos, y votan sin apoyar realmente esas medidas. Si hay lucha, es posible debilitar y derrotar a Bolsonaro y al gran bloque que este construyó para esas elecciones
Si no se lucha y solo se apela al juego parlamentario, a los acuerdos con “burgueses democráticos”, a la rutina sindicalista de las paritarias corporativas y a las marchas ultraminoritarias de sectores sindicalizados, la derrota será segura.
Incluso los sectores burgueses más liberales de Estados Unidos, como la revista Foreign Policy, dicen que Bolsonaro “no es un populista de derecha más”, como Trump y otros tantos que pululan por todo el mundo. Dicen que es mucho más antidemocrático y de derecha, heredero pleno de las dictaduras militares sanguinarias como la de Pinochet en Chile y Videla en Argentina. Aunque de ninguna manera un régimen de ese tipo ya esté asentado en Brasil, utilizarán todo su peso para imponernos una enorme profundización de la explotación y opresión.
Para enfrentar esa dinámica sabemos que el PT es completamente impotente. Después de gobernar durante años con los capitalistas, asimilando sus métodos de corrupción y vanagloriándose de garantizarles ganancias inauditas, quiso mostrar que todavía podía servirles, comenzando el segundo mandato de Dilma con la aplicación de los ajustes contra los trabajadores, y con eso terminó de desmoralizar a su propia base social, abriendo camino al golpe que puso a Temer en el gobierno para avanzar más rápidamente con los ataques. Su estrategia puramente electoral, de contención de la lucha de clases, para canalizar el descontento hacia el terreno de los votos, terminó siendo incapaz de ofrecer cualquier resistencia seria al golpe institucional. Una vez en la oposición, su política de responder al odio destilado por la operación judicial Lava Jato y por la corporación mediática Globo con ilusiones en el poder judicial y en las elecciones, terminó siendo completamente impotente para frenar el avance de la extrema derecha.
Por eso necesitamos prepararnos desde ahora para los combates que están por venir, organizando una fuerza militante en los lugares de trabajo y estudio que sea capaz de imponer la unidad en la acción de los sindicatos y movimientos sociales para enfrentar los ataques de la extrema derecha de forma no rutinaria, es decir, imponer un amplio frente único de los trabajadores que responda con firmeza a la altura de los ataques, sin lo cual será imposible quebrar el bloque reaccionario que se constituye detrás de Bolsonaro.
Organicemos comités de base en cada lugar de trabajo y estudio para preparar la defensa frente a los ataques que están en curso y los que están por venir
La CUT, la CTB y el conjunto de las centrales sindicales deben romper con su absurda paralización y organizar asambleas en todos los sectores para organizar a los trabajadores frente a estos combates, generalizando comités de base en todo el país.
Desde el Movimiento de Trabajadores Revolucionario (MRT) dimos una enorme batalla contra el golpe institucional, contra la prisión arbitraria de Lula y el veto a su candidatura, siempre con una política independiente del PT, con Esquerda Diario cumpliendo un papel importante en esas batallas y llegando a 3 millones de accesos en los últimos 30 días. Ahora nos ubicamos codo a codo con todas las trabajadoras y trabajadores, mujeres, negros, jóvenes y de la diversidad sexual que odian a Bolsonaro y quieren derrotarlo en las urnas votando a Haddad.
El MRT lo hace sin dar ningún apoyo a la política del PT o a su estrategia electoral de buscar pactos con partidos capitalistas, golpistas y ajustadores que ahora se presentan como “democráticos”. Hoy, ante la excepcionalidad de unas elecciones brutalmente manipuladas, que favorecen el avance del autoritarismo heredero de la dictadura, que quiere imponer de hecho un cambio reaccionario del régimen, acompañamos el odio y la voluntad de lucha contra Bolsonaro, votando críticamente a Haddad, con el objetivo que consideramos es la tarea central de todos los trabajadores y jóvenes más conscientes, que es ayudar a conducir ese odio hacia el único terreno en el que podremos triunfar: la lucha de clases para que sean los capitalistas los que paguen por la crisis.