La empresa chilena Quiñenco del Grupo Luksic, estaría entre las tres beneficiadas en la carrera por quedarse con los activos de de Shell Argentina. El rol de Aranguren mientras que se firmó un convenio de trabajo flexibizador, como el de Vaca Muerta, en Chubut.
Lunes 8 de mayo de 2017 08:00
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Según una publicación del sitio EnerNews especializado en negocios energéticos, la multinacional Shell recibió 8 ofertas no vinculantes de 1.000 y 2.000 millones de dólares por los activos de las 600 estaciones de servicio que la petrolera tiene en Argentina y de la refinería de Dock Sud. De las ocho propuestas, sólo tres entrarían en la segunda fase de competencia en el proceso de venta y la chilena Quiñenco del Grupo Luksic, que hace unos días entró a la banca europea tras la compra del 3% en acciones del Popular de España, picaría en la punta.
En abril de 2011, la casa matriz del grupo trasandino había comprado el negocio de combustibles de Shell en Chille y, Quiñenco, a través de su controlada Empresa Nacional de Energía Enex SA, mantuvo el nombre de la marca europea en las estaciones. Este es uno de los mayores requisitos que impone la petrolera holandesa para llevar adelante el plan de desinversión global de 30.000 millones de dólares, luego de la adquisición de BG Group para concentrarse en el negocio del upstream (exploración y explotación de hidrocarburos), como lo haría en Vaca Muerta, y dejar el refinado y comercialización en manos de interesados de la región.
Además de Quiñenco, dos de las empresas más importantes en la comercialización de combustibles en el mundo, las holandesas Trafigura y Vitol, también presentaron ofertas para la adquisición de los activos en Argentina. Lo mismo hizo Raizen Combustiveis SA, una empresa operada entre Shell y la brasileña Cosan SA, que maneja el negocio de distribución de combustible de Shell en Brasil.
YPF y Aranguren
La multinacional petrolera ya completó dos tercios de su plan de desinversión. La empresa estatal YPF, según sacó a relucir el diario La Nación, habría ofertado en un principio la suma de 900 millones de dólares para concretar la compra de los activos en Argentina, y debido a las ofertas superiores, no pasaría la primera ronda ante la Comisión de Defensa de la Competencia. Aunque, se dejó trascender que la oferta supera los 1000 millones, y en este sentido, el actual gerente de YPF, el exceo de Telecom, Miguel Gutiérrez, trataría de jugarse a la compra para que empresas globales como Trafigura y Vitol no ingresen al mercado local, esto incluso, como guardianes de los activos de Shell hasta que vuelva a “reinvertir” en el país en downtream (refinación) y comercialización.
Hace unas semanas, El ministro de Energía, Juan José Aranguren, manifestó que YPF no puede obtener aprobación regulatoria para quedarse con los activos de Shell dado su 60 % de cuota de mercado en el sector minorista. Queda por ver, el rol que jugará el ministro Aranguren al igual que su grado de exposición ante la eventualidad de supervisar la transacción, teniendo en cuenta el conflicto de intereses por su pasado como Ceo de Shell y si aún conserva sus acciones en la multinacional, cuestión que nunca se aclaró.
Una batalla contra la flexibización laboral
Por otro lado, y sobre la base de la política ajustadora del gobierno de Macri con sus garantes del FpV-PJ y la complicidad de las burocracias sindicales, y, en este caso, teniendo en cuenta la aprobación del nuevo convenio colectivo de trabajo flexibizador para Vaca Muerta con el guiño del líder del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, Guillermo "Caballo" Pereyra que viajó con Macri a Estados Unidos, en qué condiciones quedarán los trabajadores en la refinería que Shell tiene en Dock Sud.
Hace unos días se firmó un convenio de trabajo como el de Vaca Muerta en Chubut, donde se trabaja bajo condiciones climáticas extremas, de la mano de Jorge “Lomo” Ávila, titular del sindicato del petróleo y gas privado de esa provincia, a partir del cual, se estima que 1800 petroleros quedarían fuera de la producción. Esto evidencia que Macri quiere expandir e imponer la flexibilización laboral hacia otros sectores, como también el incremento de la competitividad. Las empresas en complicidad con los gobiernos y las burocracias, ponen las ganancias por sobre la vida de los laburantes, dejándolos en la más absoluta precariedad en las condiciones laborales y en el peor de los casos, los despidos sobre un resto que está superexplotado, cuestión que se dirimiría, como plantean Nicolás del Caño y Myriam Bregman del PTS en el Frente de Izquierda reducir la jornada laboral en 6 horas, 5 días a la semana con un sueldo que no baje la canasta familiar.
Si corre y se expande el convenio de trabajo flexibizador hacia Dock Sud, ¿qué pasará con los petroleros de Shell? Justo en un sector donde la dirección del gremio en manos del diputado del PJ, Alberto Roberti, en complicidad con Shell no sólo ahora, sino que también, cuando Aranguren era Ceo de la empresa durante el kirchnerismo, persigue a los laburantes que quieren organizarse en listas opositoras antiburocráticas. Como sucedió (y sucede) con los integrantes de la agrupación nacional Naranja Petrolera, quienes no pudieron presentarse en la última elección de delegados por que el sindicato les cerró las puertas. Solo la organización de los trabajadores, de manera independiente de las patronales y sus políticos y de la burocracia sindical, podrá frenar el ajuste y los convenios que quieren cargar sobre las espaladas de los laburantes. Porque la crisis, la tienen que pagar los empresarios y su casta política.