Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales se talaron 1.454 kilómetros cuadrados de bosque, la mayor extensión en el mes de septiembre en la historia reciente.
Viernes 7 de octubre de 2022 21:02
Las cifras de deforestación en 2022 han sido muy altas de abril a septiembre, con más de 7.600 km² de bosque talado. Las áreas donde se concentra la deforestación son Pará, Mato Grosso y Amazonas y le siguen Rondônia y Acre. En agosto la situación también fue de las más graves, cuando la deforestación creció un 81% respecto al mismo mes del año pasado. Se talaron 1.661 km² de bosque. Existe una relación intrínseca entre la deforestación y los incendios en la Amazonía, ya que después de la deforestación, el clima seco del bioma se aprovecha para prender fuego al bosque talado como forma de “limpiar” la tierra.
Jair Bolsonaro impulsa la deforestación y es financiado por el agronegocio. El presidente ultraderechista ha avanzado en el retiro de los derechos indígenas y se ha opuesto a la demarcación de tierras. A su vez, el Supremo Tribunal Federal viene fallando a favor de los empresarios depredadores y usurpadores del territorio indígena como vimos recientemente con su aval al llamado "Marco Temporal" (artilugio legal que esgrimen los terratenientes que señala que los indígenas no ocupaban esos territorios a fines de la década de 1980).
Los grandes empresarios vienen apropiándose de la región amazónica y destruyéndola en pos de sus ganancias. En abril se votó en la Cámara de Diputados un proyecto de ley que permite la minería en tierras indígenas, avanzando sobre más de 200 áreas en conservación. Esto demuestra que todo el régimen político, empezando por el poder ejecutivo pero también el judicial y el legislativo, son cómplices del desastre ambiental para acrecentar las ganancias capitalistas.
Los gobiernos del Partido de los Trabajadores (Lula Da Silva y Dilma Rousseff) también abrieron espacio para que se instaurara esta política de extrema derecha al no avanzar en la reforma agraria y aliarse también con el agronegocio. Ahora Lula se alía con banqueros y otros sectores de la burguesía para retornar a la presidencia, como su candidato a vice, Geraldo Alckmin del derechista PSB, la Federación Industrial de San Pablo y la Federación Brasilera de Bancos, quienes cínicamente se declaran en "defensa de la democracia" cuando apoyaron el golpe institucional de 2016. Estos sectores no tienen ningún interés en revocar las contra reformas que se impusieron desde el golpe, ni mucho menos enfrentar a los grandes terratenientes.
La política de conciliación de clases que históricamente ha levantado el PT es incapaz de derrotar y ni siquiera resistir los ataques contra la clase obrera, los pueblos indígenas y demás sectores oprimidos. Cada vez es más evidente que el irracional sistema capitalista y los gobiernos que lo defienden, destruyen el planeta poniendo en riesgo a toda la humanidad. Solo la clase obrera organizada, junto al resto de los explotados, puede enfrentar la deforestación de la Amazonía y la creciente violencia contra los pueblos indígenas. La máxima de “socialismo o barbarie” está más vigente que nunca.