Mientras crecen las acusaciones y tensiones en el MAS boliviano, la derecha aprovecha para reclamar la liberación de los responsables de la violencia durante el golpe de 2019.
Jueves 6 de julio de 2023 22:12
La disputa entre el evismo y los renovadores del MAS no para de escalar luego de que diputados evistas denunciaron a Juan Carlos Huarachi, ejecutivo de la COB (Central Obrera Boliviana), por traidor y golpista. La respuesta desde el ala de Luis Arce, actual presidente, no se hizo esperar y declararon que Evo Morales habría solicitado a Huarachi y otros dirigentes que pidieran su renuncia “antes de que lo hagan los militares” durante el golpe de 2019.
Estos cruces, cuyos resultados aún están por verse, son aprovechados por Luis Fernando Camacho, Janine Áñez y todo el golpismo para afirmar que la “teoría del golpe” se ha caído y exigir la libertad de todos los involucrados en la violencia derechista de noviembre del 2019.
Las declaraciones del diputado Flores, lejos de negar el golpe de Estado como pretenden algunos derechistas, pone de relieve el vergonzoso papel de la cúpula del MAS, tanto de evistas como de arcistas, que en lugar de impulsar la movilización para derrotar la asonada golpista, solo buscaron negociar su salida del país dejando a los trabajadores y trabajadoras del campo y la ciudad a su propia suerte en la resistencia al golpismo.
Para consolidar el golpe durante las semanas posteriores a la renuncia de Morales, el 10 de noviembre del 2019, la derecha tuvo que desplegar una fuerza represiva no vista en décadas. Cientos de personas fueron detenidas y torturadas en instalaciones policiales de la ciudad de El Alto desde el 10 de noviembre hasta varios días después.
Los golpistas, policías, militares y paramilitares de la llamada “Resistencia” así como de la UJC (Unión Juvenil Cruceñista) y RJC (Resistencia Juvenil Cochala) que se movilizaron a La Paz a fortalecer la violencia callejera, necesitaban sembrar terror de masas para limitar las movilizaciones espontáneas que se desarrollaron luego de la huida de la jefatura del MAS. Las masacres del Pedregal el 10/11, de Sacaba el 15/11 y Senkata 19/11 fueron los momentos cúspides del golpe de Estado.
Sin embargo, la represión por sí sola no fue suficiente para detener el ímpetu movilizador de cientos de miles de campesinos y campesinas, sectores populares y algunos sindicatos asalariados que empezaban a tensionar sus músculos. Los golpistas necesitaron de la colaboración de los mismos dirigentes del MAS.
El 17 de noviembre en una escandalosa sesión parlamentaria encabezada por la senadora Eva Copa, el MAS reconoció al gobierno golpista de Janine Áñez, siguiendo las instrucciones que llegaban de México, donde se encontraba asilado Morales. Esto dio por tierra con los esfuerzos que realizaban miles de movilizados y se avanzara en la desmoralización de los dispuestos a luchar.
Si los trabajadores y el pueblo lograron derrotar al golpismo en la gran Rebelión Popular de agosto del 2020, no fue gracias al MAS sino pese a ellos que, como confesó el mismo Evo Morales, prefería la caída de Áñez en las elecciones y no mediante la movilización revolucionaria del pueblo.
Las disputas intestinas del MAS siguen poniendo de manifiesto que sus diferencias no son por ideas ni proyectos alternativos sino que son peleas por espacios de poder y caudillismos personales. En la ya adelantada disputa electoral, rumbo a las presidenciales del bicentenario del 2025, todos los partidos del régimen, tanto de la derecha como del MAS, muestran una importante fragmentación que abre diversos interrogantes sobre cómo esto va a repercutir no solo en la gobernabilidad de Arce y Choquehuanca sino más en general en la estabilidad del conjunto del régimen político.
Por lo pronto, arcistas, evistas, derechistas y ultraderechistas, parecieran coincidir en mantener toda la pelea en los marcos de la cada vez más degradada institucionalidad "democrática" y judicial, evitando que las mismas se trasladen a las calles. Es esta situación la que contradictoriamente fortalece relativamente, o en la coyuntura, al gobierno de Arce.
Es en este escenario, como lo hemos venido señalando desde estas páginas, que llamamos a los trabajadores y trabajadoras, al movimiento de mujeres, feministas y de la comunidad sexo diversa, a las comunidades originarias campesinas, y en general a todos aquellos que valientemente enfrentaron el golpe de Estado a discutir y sacar las lecciones de este acontecimiento reaccionario, del papel de los partidos del régimen y de sus dirigentes ante una situación que puso blanco sobre negro de que madera están hechos.
Javo Ferreira
Javo Ferreira nació en La Paz en 1967, es fundador de la LOR-CI en Bolivia. Autor del libro Comunidad, indigenismo y marxismo y parte del consejo editorial de La Izquierda Diario Bolivia. Fue docente de la Universidad Obrera de Siglo XX en Potosí e impulsor del PT de la COB el 2013.