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Red Internacional
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SEMANA DE PROTESTAS Y MOVILIZACIONES. La Argentina que pacta y la Argentina que lucha

Rechazo masivo al Operativo Aprender2016. Cientos de miles en las calles por #NiUnaMenos. El país conflictivo, muy lejos de la "normalidad" que Macri y las grandes patronales exigen.

Juana Galarraga

Juana Galarraga @Juana_Galarraga

Sábado 22 de octubre de 2016

La semana que finaliza transcurrió atravesada por movilizaciones callejeras y expresiones masivas de protesta. Dos reclamos muy importantes dieron cuenta de que falta mucho para que Macri pueda mostrar al mundo la “Argentina del Siglo XXI”, “unida” y sin conflictos, de la que tanto habla.

Boicot al Aprender

El martes se hizo sentir, en todo el país, el rechazo masivo de la comunidad educativa al Operativo Aprender 2016. La evaluación estandarizada, delineada a gusto del Banco Mundial y de corte privatizador, no pudo realizarse con normalidad. Todo lo contrario. Docentes, estudiantes y familiares, protagonizaron acciones y boicotearon el desarrollo de la iniciativa: muchos docentes se negaron a actuar como evaluadores, miles de estudiantes faltaron a la escuela y muchos de los que asistieron tacharon los formularios con consignas que expresaban su desacuerdo. También hubo tomas de decenas de colegios y paro en seis provincias.

Cambiemos se esfuerza en aparentar que el Operativo cuenta con validez a pesar de las manifestaciones de rechazo. Sin embargo, cualquier resultado obtenido de la prueba será muy poco serio dadas las condiciones en que se dio.

#NiUnaMenos: una jornada histórica

El miércoles, una manifestación masiva irrumpió en las calles de todo el territorio nacional. El colectivo Ni Una Menos convocó a una jornada de lucha que incluyó el primer paro nacional de mujeres. Muchísimas mujeres asistieron vestidas de negro a sus trabajos. Sus compañeros, en múltiples casos, acompañaron el reclamo. En algunos establecimientos privados y estatales hubo paro de 13 a 14 h y, a las 17 h, cientas y cientos de miles en todo el país se congregaron en plazas para movilizarse contra los femicidios y la violencia machista.

El hartazgo profundo de las mujeres que son sometidas cotidianamente a situaciones de maltrato, discriminación, desigualdad y violencia femicida, se expresó masivamente en las calles, una vez más.

La llegada de Cambiemos a la conducción del Estado, encontró a este fenómeno contra la violencia y la opresión en desarrollo. Sin embargo, muchas de las políticas ajustadoras que impulsa van contramano: cierre de áreas destinadas a la asistencia de víctimas, asignación de un mísero presupuesto para políticas vinculadas a las mujeres y la modificación del Ministerio público fiscal -recientemente aprobada en comisiones-, que elimina la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres.

“El Ni Una Menos va en serio” sostuvo Mauricio Macri]- ante medios internacionales, seguramente preocupado por la masividad que tomó la protesta callejera a pesar de la lluvia. Sería bueno que tome nota de esta pelea “en serio” y deje de ningunearla con su avance ajustador.

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Pactos de palacio

Mientras miles toman las calles, luchan por sus derechos y defienden sus posiciones, otra actitud muy distinta puede verse en los pasillos del Congreso, ministerios y edificios gubernamentales. La fuerza puesta en la pelea genuina, impulsada desde abajo, se topa con los acuerdos de los sectores de poder sellados entre bambalinas. Por arriba, entre funcionarios, dirigentes sindicales y empresarios, lo que se disputan son prebendas y la posibilidad de sostener y expandir al máximo los privilegios.

Una de las contracaras de la movilización popular es la continua confirmación de la tregua de la dirigencia sindical ante el ajuste del Gobierno y los despidos. Uno de los integrantes de la dirección de la CGT, Héctor Daer, aseguró que el acuerdo alcanzado en el marco del Diálogo para la Producción y el Trabajo, disipa la posibilidad de un paro para este año. Las migajas por las que los popes sindicales entregan la lucha de los trabajadores son cada vez más miserables: un bono otorgado por sector, no obligatorio para los empresarios y que alcanza a un mínimo porcentaje de los asalariados del sector privado.

Este “diálogo” intenta funcionar como una suerte de institución, con el fin de atemperar las tensiones sociales y políticas. Para Macri, la tarea es lograr que una parte de sus congéneres empresarios pueda aflojar los bolsillos y otorgar un bono que apuntale la imagen de un Gobierno que gestiona no solo para ricos. La "teoría del derrame" tiene que dar, aunque sea, una muestra paupérrima.

Otro de los pactos sellados esta semana tuvo lugar en el Congreso Nacional. El jueves a la madrugada la Cámara de Diputados aprobó la reforma política impulsada por Cambiemos. Entre gallos y medianoche, la media sanción se logró luego de una sesión maratónica que los legisladores -excepto los del FIT y el FpV- no quisieron interrumpir si quiera para participar de la marcha por Ni Una Menos. La votación coronó un acuerdo que se venía gestando desde hace semanas entre Cambiemos, el Frente Renovador de Sergio Massa y el Bloque Justicialista de Diego Bossio.

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La gran novedad de acuerdo votado en la Cámara Baja, es la implementación de la boleta electrónica para las elecciones de 2015. El Pro, sin embargo, tuvo que retroceder del intento de implementar una definición aun más restrictiva del sistema actual, que hubiera impedido directamente lo que se conoce como corte de boleta.

Como se ve, la burocracia sindical no es el único bloque social que aporta enormes cuotas de gobernabilidad al macrismo. Como ya ocurrió anteriormente -incluida la colaboración del FpV en el Senado- sectores del peronismo hacen lo suyo en Diputados para que las normas impulsadas por Cambiemos avancen. Desde el peronismo, aunque posen de opositores en alguna que otra ocasión, brindan su apoyo a leyes de trascendencia para el oficialismo, mientras le dan la espalda a los trabajadores, las mujeres y los estudiantes que pelean por sus derechos.

Si la política tiene su propia dinámica en las calles, la que se hace en “el palacio” busca garantizar el consenso político y social que sirva a la gobernabilidad y permita la continuidad de Cambiemos hacia 2017.

Escollos para la “Argentina del futuro”

La construcción del país que el Gobierno quiere que el mundo vea se ha topado con no pocos escollos. Desde que asumió el poder ha tenido que enfrentar dificultades para implementar sus políticas, como sucedió por ejemplo, con los tarifazos.

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Una de las manifestaciones más importantes que copó la calle contra el ajuste, fue la marcha educativa que se plantó en defensa de la educación pública en todos los niveles, por presupuesto, salarios docentes y el Boleto Educativo Gratuito. Esta oposición al avance contra la educación pública volvió a hacerse visible con el rechazo al Operativo Aprender.

Mientras, en diversos escenarios ante empresarios y representantes del imperialismo internacional, el presidente y sus funcionarios han hecho lo posible por mostrarse como un gobierno que “hace la tarea”. La idea es mostrar que "se está trabajando" para generar las condiciones propicias para el saqueo empresario más despojado de restricciones que se pueda.

Sin embargo, a pesar de los elogios de Obama y figuras del empresariado, las inversiones tan anunciadas, no llegan. Todos especulan, desde su lugar y con diferentes objetivos, con el horizonte 2017 y las posibilidades del oficialismo de allanar el camino hacia ese destino, manteniendo el control de la situación.

La toma de la calle por reclamo de #NiUnaMenos, así como el boicot de amplios sectores a lo que podría ser visto como una simple evaluación educativa, no ayudan a Macri para que pueda lucir esa “Argentina del futuro”, del “siglo XXI”, que los empresarios quieren ver para hacer crecer sus jugosos negocios. Mostrar un país sin conflictos, tal como le exigen las patronales, ése es uno de los desafíos de Cambiemos al momento. Desafío que, por momentos, parece ir reprobando.