El ultraderechista presidente de Brasil tuvo una Navidad agitada, entre un indulto a policías y el endurecimiento del código penal. En su mensaje navideño exaltó “la familia tradicional, Dios y el Ejército”.
Jueves 26 de diciembre de 2019 13:54
La elección de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil el año pasado fue la coronación del golpe institucional contra Dilma Rousseff. Bolsonaro, excapitán del Ejército y defensor a ultranza de la dictadura militar, asumió el pasado 1 de enero con una agenda de ultraderecha y represiva en lo interno y totalmente alineado con Donald Trump en política exterior.
En su primer mensaje navideño, transmitido este 24 de diciembre por radio y televisión, el presidente apeló a los valores de la familia tradicional, a Dios y al Ejército que, según él, son los pilares del Gobierno. En la transmisión de un poco menos de 3 minutos afirmó que "El Gobierno cambió. Hoy tenemos un presidente que valora la familia, respeta la voluntad de su pueblo, honra a sus militares y cree en Dios". Además se refirió a la “profunda crisis ética, moral y económica” que atraviesa el país y agradeció a los brasileños por su “comprensión y oraciones que nos llevaron a varias realizaciones". Un discurso que sintoniza con su base social, y la del nuevo partido que quiere construir, apoyado en lo que se conoce como la bancada de las tres B: la biblia (evangélicos), la bala (militares y policías) y el buey (los empresarios del agropower).
En un claro guiño a las Fuerzas Armadas, que componen alrededor de un tercio de los miembros del ejecutivo afirmó que “las obras hechas por los batallones de ingenieros del Ejército demuestran el nuevo rumbo de Brasil".
Siguiendo su política de mano dura, el pasado lunes el ultraderechista Bolsonaro concedió un indulto navideño a policías y militares condenados por delitos culposos en el que incluyó también los crímenes cometidos estando fuera de servicio. Según un comunicado emitido por la Presidencia, "el decreto innova al conceder indulto a aquellos que dedican sus vidas a la salvaguarda de la sociedad" e incluye a la Policía Federal, Civil, Militarizada y del cuerpo de bomberos.
El decreto también alcanza “a los militares de las Fuerzas Armadas", que "en operaciones de Garantía de la Ley y el Orden (GLO)", hayan "cometido crímenes no intencionados. Estas operaciones son autorizadas por el presidente de Brasil y conceden a los militares la facultad de asumir por completo las labores de seguridad pública en momentos en que las fuerzas policiales se ven desbordadas. La formula incluye los casos en que las FF. AA. son enviadas a reprimir la protesta social o a “pacificar” las favelas en las grandes ciudades como São Paulo o Río de Janeiro.
Como si fuera poco también sancionó la ley que endurece el código penal para combatir el crimen. La nueva norma modifica el actual código penal e incluye algunas propuestas del ministro de Justicia, Sergio Moro, que fue uno de los principales artífices del Lava Jato, operación que ha sido duramente cuestionada por una catarata de arbitrariedades cometidas por varios miembros del poder judicial.
La ley que endurece la legislación penal había sido aprobada por el Senado el pasado 11 de diciembre y ahora deberá regresar al Congreso, que decidirá si acepta o rechaza los vetos presidenciales a algunos artículos puntuales.
Todo esto se produce en un contexto de alta violencia social a la que Bolsonaro pretende responder dándole vía libre a la policía para reprimir y matar, además de fomentar la violencia contra los más pobres, los pueblos indígenas y la comunidad LGBT+ con su retórica incendiaria. La mayoría de los organismos de derechos humanos de Brasil y varios internacionales han alertado durante este año sobre el endurecimiento de las políticas de seguridad, uno de cuyos resultados más visibles es el aumento del número de personas muertas en operaciones policiales, en su mayoría en las empobrecidas favelas, que representaron un 30 % del total de 2.083 vidas perdidas por la violencia en ese período en Río de Janeiro.
Otra de las expresiones de esta violencia es el ataque perpetrado contra la productora del grupo humorístico “Porta dos Fundos” la misma noche de Navidad. El exitoso colectivo fue galardonado con un premio Emmy en año pasado por su especial de Navidad en el que cuentan la historia de doce apóstoles afectados por una noche de alcohol en busca de Jesús. En el especial de este año, disponible en la plataforma Netflix y que generó repudio en los círculos religiosos, el grupo cuenta los problemas a los que se enfrenta Jesús cuando intenta presentarle su novio a su familia. Con esta obra “Porta dos Fundos” no solo presenta una sátira de las tradiciones cristianas sino también una aguda visión de los prejuicios sociales y la opresión a la diversidad sexual, que no han hecho más que profundizarse bajo la gestión Bolsonaro.