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Red Internacional
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76 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE TROTSKY. La historia muestra que la humanidad llama sueños a las realidades distantes

¿Si la revolución es una utopía imposible en la mente de “algunos inadaptados”, por qué se silencia el pasado? Un halo borroso con la imagen de Trotsky atraviesa las hendijas del muro de la historia*.

Martes 23 de agosto de 2016

"La muerte ha privado a la clase obrera del guía certero de los aciagos decenios del fascismo ascendente, de la descomposición estalinista, de la segunda guerra general imperialista. Triunfante hasta hoy en todos los frentes, la reacción –por el brazo de Stalin- ha triunfado una vez más…La muerte de Trotsky marca el momento más profundo de las tinieblas del mundo capitalista". Con estas palabras, despedía el nicaragüense Adolfo Zamora, compañero de Sandino, al líder revolucionario.

La humanidad se jugaba su destino. Los líderes imperialistas necesitaban una nueva guerra para repartirse el mundo pero temían que otra carnicería bélica engendrara nuevas revoluciones. La burocracia soviética escapaba a esta perspectiva como la peste. ¿Cuál fue la importancia del asesinato del León Trotsky? ¿Qué tan probables eran sus tesis sobre la revolución mundial?

La batalla más importante

Corría el año 1933. Culmina una de las peores traiciones en la historia de la clase obrera: el nazismo llega al poder tras años de escandalosas capitulaciones por parte de la amañada III Internacional, o Internacional Comunista, bajo el control de Moscú.

Al prostituir la Internacional Comunista transformándola en una agencia del imperialismo "democrático", al descabezar y paralizar la fuerza militar de los soviets, Stalin les dejó a Hitler y sus adversarios las manos totalmente libres y empujó a Europa a la guerra.

Trotsky ve en este hecho un punto de no retorno y llama a poner en pie una nueva internacional, que retome las conclusiones más importantes de la III Internacional, antes de su degeneración. El líder de los soviets, dirigente de la Revolución de Octubre, referente de la clase obrera internacional y creador y general del Ejército Rojo, no duda al afirmar que esta última tarea será la más importante que realizó en su intensa vida. La afirmación de Lenin de que la guerra sería partera de revoluciones se revelaba históricamente correcta. Al borde de la Segunda Guerra se abría una enorme oportunidad para un nuevo asalto al cielo, y esta vez, contando con una cabeza de playa ganada previamente con la experiencia de Octubre, podía ser el salto a la victoria final, a la emancipación mundial de los esclavos modernos, el fin de las guerras, el principio de un mundo basado en la cooperación y en la abundancia, del bien común del igualitarismo verdadero.

La victoria era posible

Como suele pasar en la tragedia de la historia, cuando los genocidas triunfan no sólo lo logran aplastando físicamente la resistencia de los vencidos, sino también a fuerza de suprimir su cultura, sus lazos con el pasado, la historia de lucha de su pueblo. En otras palabras, privarlos de su pasado.

El caso de nuestra historia, la de la clase obrera, no es una excepción. ¿Por qué aún hoy el nombre de León Trotsky resuena como un espectro apenas mencionado en voz baja en la gran mayoría de los relatos de la historia del Siglo XX?

El hombre más peligroso del mundo, y díganme si conocen a alguna persona que no haya sido aceptada en casi ningún país del mundo, o si alguna vez ha existido un aparato de falsificación y cacería asesina tan fabulosamente monstruoso que el que montó el estalinismo para tratar de suprimir de la conciencia de los obreros del mundo al gran dirigente, junto con Lenin, de la hazaña de los obreros insurrectos rusos, y borrar de la Tierra a todo lo que pareciera aunque remotamente, relacionado a Trotsky. Los redactores de la historia de los ganadores dirán que es una exageración fanática. Veamos.

Transcribe el Paris-Soir del 31 de agosto de 1939 la conversación entre Hitler y el diplomático francés Robert Coulondre:

HITLER: (Sobre el pacto con Stalin) " (...) no sólo un pacto teórico, diría yo, sino positivo. Creo que yo venceré y ustedes creen que vencerán ustedes; pero lo cierto es que correrá sangre alemana y francesa.

COULONDRE: Si yo realmente creyera que nosotros venceremos, también temería de que, como consecuencia de la guerra, haya un solo ganador: el señor Trotsky".

Hitler interrumpirá furioso admitiendo esa posibilidad, intercambiando reproches. El revolucionario ruso, exiliado en México, reflexionará diciendo que “estos caballeros gustan dar una denominación personal al espectro de la revolución”.

Churchill, primer ministro del Reino Unido, viajó el mismo (en plena Segunda Guerra Mundial) en la navidad de 1944 para dirigir la guerra contra el proletariado griego y su revolución; y aplastar lo que denominaba "la victoria del trotskismo abierto y triunfante". Unos días antes había afirmado en la Cámara de los Comunes: "Creo que trotskismo es una definición mejor del comunismo griego y de algunas otras sectas que el término habitual. Tiene la ventaja de ser igualmente odiado en Rusia". ¿Qué particularidad reunía el trotkismo para ser crudamente atacado tanto por los capitalistas como por los falsos "comunistas" -los estalinistas-? Les llevó 4 años más a los "Aliados", tras el fin de la guerra, derrotar a los obreros griegos, incluso con el Partido Comunista - estalinista – traicionando.

¿En alguna escuela o universidad se estudia esto? ¿Alguna película de Hollywood muestra como aniquilaron a los trabajadores insurrectos italianos, que tras derrotar a Mussolini y los nazis empezaban a hacerse con el control sobre todo del norte de Italia? ¿La masacre en Dresde perpetrada también por los “Aliados”, en el avance hacia Berlín, donde la clase obrera alemana se levantaba tras la caída del gran dictador?

El marxista afroamericano C. L.R James decía que "el único lugar en donde los negros no se rebelaron es en los libros de los historiadores capitalistas". Podríamos sumar la palabra obreros a la frase y conservaría el mismo valor. Pero claro, para algunos la revolución es un sueño en las mentes de los utópicos.

El ex corresponsal en Berlín del periódico francés semioficial Le Temps, informa el 24 de septiembre de 1939 que elementos revolucionarios, amparándose en los apagones que se practican en Berlín, pegaron carteles en los barrios obreros con las consignas "¡abajo Hitler y Stalin! ¡Viva Trotsky!".

La clase obrera mundial, al igual que a la salida de la Primera Guerra, volvía a sus hogares con los fusiles en la mano, viendo al capitalismo desnudo en su orgía de sangre y fuego, con la estructura estatal interna debilitada por los enfrentamientos. Millones de hermanos trabajadores de todo el mundo vieron que los intereses de la "patria" no eran los suyos y se levantaron contra sus explotadores nacionales, y si no triunfaron no fue por falta de sacrificio o decisión; ni por el poderío de los grandes imperialistas, sino por la abierta y pérfida traición de quienes usurparon el renombre de la Revolución Rusa y la Internacional Comunista para reventar todas y cada una de las insurrecciones desde adentro.

El optimismo de Trotsky no era una ilusión alegre. "La IV Internacional, por el número de sus militantes y especialmente por su preparación, cuenta con ventajas infinitas sobre sus predecesores. La IV Internacional es la heredera directa de lo mejor del bolchevismo. La IV Internacional asimiló la tradición de la Revolución de Octubre y transformó en teoría la experiencia del período histórico más rico entre las dos guerras imperialistas".

Decía también: "Stalin quiere la guerra menos que nadie, ya que es el que más le teme. Existen suficientes razones para que sea así. Las "purgas", monstruosas en su dimensión y sus métodos, reflejan la intolerable tensión que existe entre en las relaciones entre la burocracia soviética y el pueblo. La flor y nata del Partido Bolchevique, los dirigentes de la economía y del servicio diplomático han sido exterminados. Lo mejor del Estado mayor, los ídolos y héroes del Ejército y la Marina fueron eliminados. Stalin no realizó esas purgas por vano capricho de déspota oriental; fue obligado a hacerlo en su lucha por preservar el poder. Hay que entender esto cabalmente". De hecho, fue una de las condiciones que favorecieron la decisión del fuhrer de invadir la URSS, sabiéndola debilitada y con el Ejército Rojo decapitado.

La noche más oscura

Como decíamos al principio, no es exagerada la expresión de Zamora. El ataque de piolet en la nuca de Trostky fue un tremendo golpe moral para los revolucionarios en todo el mundo y la vanguardia obrera mundial, los más conscientes entre los suyos, la dirección de la clase. La maquinaria de guerra se desencadenó en un frenesí infernal, descontrolado, y los revolucionarios no lograron ganar la carrera de velocidades y la lucha feroz a dos frentes, tanto contra la reacción imperialista como con el moloch soviético disfrazado de rojo, desgarrando y engullendo a los dirigentes revolucionarios y confundiendo a los ejércitos obreros.

Pero eso no significó que no hubo revoluciones y levantamientos décadas y años después, ni que los trotskistas no siguieran combatiendo.

El contradictorio desenlace de la Segunda Guerra mundial, con la dirigencia soviética represtigiada por el triunfo contra los nazis, y EEUU emergiendo como la gran potencia imperialista, condicionó el tablero de la lucha de clases en todo el globo.

El legado

El 28 de Agosto de 1940 James Canon, dirigente trotskista norteamericano, decía en su discurso homenaje a León Trotsky:

"Ellos no asesinaron a Trotsky de un golpe; no cuando este asesino, el agente de Stalin, le asestó el piolet desde atrás de su cráneo. Este fue solo el golpe final. Lo mataron de a poco. Lo mataron muchas veces. Lo mataron siete veces cuando mataron a sus siete secretarios. Lo mataron cuatro veces cuando asesinaron a sus cuatro hijos. Lo mataron cuando sus colegas de la Revolución Rusa fueron muertos.

A pesar de todo se mantuvo con sus tareas. Envejeciendo y enfermando, soportó todos estos golpes morales, emocionales y físicos para completar su testamento a la humanidad mientras tuviera tiempo. Reunió cada pensamiento, cada idea, cada lección de su experiencia pasada para legarnos un tesoro de literatura a nosotros, un tesoro que los meses y el oxido no pueden comer.

El gran cerebro de Trotsky era lo que temían sus enemigos. No podían arreglárselas con él. En el increíble método con el que lo destruyeron había encerrado un profundo símbolo. ¡Golpearon su cerebro! Pero los productos más ricos de ese cerebro siguen vivos. Ya han escapado y nunca podrán ser recapturados y destruidos".

Hoy, mientras el capitalismo se sigue descomponiendo y empujando a millones a la miseria, el hambre, las guerras, la inmigración, el legado del gran revolucionario ruso sigue mostrando su filo y su vigencia, y condensa las principales lecciones de la historia de la lucha por la emancipación de la humanidad.

...

"Sí, nuestro partido nos toma por entero. Pero en compensación nos da la mayor de las felicidades, la conciencia de participar en la construcción de un futuro mejor, de llevar sobre nuestras espaldas una partícula del destino de la humanidad y de no vivir en vano". León Trotsky.

* La frase del título pertenece al militante escritor peruano Ciro Alegría, extraída de un obituario suyo ante el asesinato de Trotsky (...) "No fue un soñador, decididamente. Lo prueban su fuerza dialéctica y su capacidad de acción. Él, manejando el método marxista y una vez conseguida la victoria inicial dentro de Rusia, arquitecturó un plan revolucionario factible y cuya eficacia, en todo caso, es imposible negar a menos que se asuma, el papel de augur gitano".