Ambas novelas de Han Kang abordan las masacres que suelen realizar las dictaduras cuando la oposición toma las calles. Pero es sólo el punto de partida de una reflexión que va mucho más allá del planteo original.
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Osvaldo Quiroga @osvaldo_quiroga
Viernes 7 de febrero 11:20
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Franz Kafka decía que un libro debe ser como un hacha que sirva para romper el mar helado que tenemos adentro. Y ese requisito lo cumplen con creces dos novelas de Han Kang, reciente Premio Nobel de Literatura, que pueden leerse en tándem: “Imposible decir adiós” y “Actos humanos”. Ambas abordan las masacres que suelen realizar las dictaduras cuando la oposición toma las calles. Pero es sólo el punto de partida de una reflexión que va mucho más allá del planteo original: ¿hasta qué punto puede crecer la crueldad entre los seres humanos?, ¿cómo despertar de la pesadilla histórica cuando ha dejado marcas imborrables en nuestros cuerpos?, ¿la amistad y los sentimientos nobles pueden atemperar los daños de la violencia? La belleza de la prosa de Han Kang, la precisión de las palabras para describir lo inefable, aquello tan desgarrador que apenas puede contarse, no atemperan los daños de las matanzas perpetradas en Corea del Sur en 1948 y 1980, pero abren una posibilidad de reflexión sobre lo humano y lo inhumano y nos acercan a una pregunta central: ¿Qué podemos hacer para que la humanidad se aleje de la barbarie, la indiferencia y el desapego al prójimo?
La trama de “Imposible decir adiós” parte de un llamado de Inseon a su amiga Gyeongha después de sufrir un accidente en su taller de carpintería de la isla de Jeju y ser trasladada de urgencia a Seul. Lo que ella le pide es que vaya en el primer vuelo a la isla y se ocupe de su pequeña cotorra antes de que se le acaben el agua y la comida. Una tormenta de nieve se convierte en el principal obstáculo para cumplir con el pedido de Inseon. Pero en esa tormenta Han Kang ilumina una zona oscura que emerge a través de los sueños, donde no está ausente ni lo fantástico ni los recuerdos transmitidos de madre a hija en un archivo que habla de las peores masacres perpetradas en la historia de Corea. ¿Cómo decir adiós cuando una matanza arrasó con los seres queridos y convirtió una Nación en un cementerio? El adiós es imposible cuando la huella persiste y la justicia brilla por su ausencia. Los cuerpos afectados por el dolor no dejan de hablar, aunque lo hagan en silencio.
En “Actos humanos” la ciudad de Gwangju se enfrenta a la dictadura militar que en 1980 tomó el poder en Corea del Sur. Los estudiantes se sublevan a favor de la democracia y el régimen desata una sangrienta acción criminal. ¿Qué ocurre con esos cuerpos jóvenes que fueron asesinados por soldados que eran compatriotas y tenían edades parecidas a las de las víctimas? En esta inolvidable novela polifónica se imponen las voces de vivos y muertos. La censura a la información, el asesinato a mansalva y las heridas colectivas guían la depurada prosa de Han Kang y dejan al lector sin aliento, abrumado frente a la potencia de lo estético a la hora de descubrir aquello que se resiste a la comprensión.
Tanto “Imposible decir adiós”, como “Actos humanos” muestran que ningún animal del planeta es capaz de hacer lo que hace el hombre. La tortura, el crimen, la brutalidad, el abandono y todo tipo de atrocidades son actos humanos. Los grados más altos de crueldad pertenecen a nuestra especie. Pero también es propio de lo humano la resistencia, la solidaridad, los afectos y la poesía. Creadoras como Han Kang saben que es imposible decir adiós a los actos humanos que resultan incompatibles con la vida. Las dictaduras dejan huellas que una y otra vez regresan para decir que allí donde se impone la muerte también hay algo vivo que persiste. Al terminar de leer los dos libros queda la boca seca, un escalofrío que recorre el cuerpo, una lágrima apenas contenida. Pero como escribió Albert Camus: “En el fondo de la desesperanza encontrarás la esperanza”.
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Osvaldo Quiroga
Periodista especializado en Cultura, creador de El Refugio y Otra Trama. Actualmente al frente de Cultura 2.4, que se emite por la plataforma Global Play.