Hoy nos rige un sistema económico que privilegia con grandes riquezas a un puñado de capitalistas, empresarios y políticos corruptos, a costa de la explotación y opresión de miles de millones de trabajadores y trabajadoras alrededor del mundo, muchos de ellos invisibilizados, como los niños y niñas del pueblo trabajador y pobre.
Domingo 7 de agosto de 2016
Explotados, explotadas y pobres
De acuerdo a cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), alrededor de 168 millones de niños y niñas son los que llevan en sus espaldas los costos del trabajo infantil, de ellos 5.7 millones realizan trabajo forzoso o trabajo en condiciones de servidumbre. Presentes en sectores que van desde la agricultura (99 millones de niños y niñas en el mundo) hasta la minería, pasando por las industrias manufactureras, el turismo, la producción de bienes y la prestación de servicios. A diario estas niñas y niños explotados y oprimidos por el sistema capitalista y patriarcal, son arrojados a trabajos riesgosos y violentos, muy precarios, con pagas miserables, forzados a pasar hambre y frio, sumergidos en la pobreza, el desgaste y el cansancio. Viviendo explotación sexual, abuso, entre múltiples otros tipos de violencia.
En el caso de Chile, hay 229 mil niñas, niños y adolescentes trabajadores, de los cuales 94 mil tienen entre 5 a 14 años, y 135 mil entre 15 y 17 años (Ministerio de Educación, 2014), 9 de cada 10 se desempeña en un trabajo peligroso, laburando en promedio 16 horas a la semana.
La Encuesta Nacional chilena de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA 2013), reveló que, de acuerdo a la rama de actividad, el porcentaje más alto se ubica en el comercio mayor y menor, con el 45,2%, luego la agricultura, caza, silvicultura y pesca que representa menos de la mitad de la cifra anterior, es decir, el 21,6% de niñas, niños y adolescentes. Por su parte, las niñas participan más que los niños en actividades de comercio mayor/menor y en servicios comunales, mientras que los niños tienen mayor participación en agricultura y construcción.
Son estos niños y niñas del pueblo trabajador y pobre mundial, quienes, sin distinción de nacionalidad, raza, etnia y género, mueren cada 3 segundos como resultado de la pobreza, siendo África subsahariana una de las zonas con más alta tasa de pobreza y mortalidad infantil, donde 247 millones, es decir, 2 de cada 3, viven privados y privadas de lo necesario para sobrevivir (Unicef, 2016).
Oprimidas y oprimidos
Los niños y niñas del pueblo trabajador y pobre, no sólo tienen que trabajar y en condiciones deplorables, sino que también sufren diversos tipos de violencia.
1.8 millones de niños y niñas, a nivel mundial, son explotados en el comercio sexual y la pornografía, y 1.2 millones son víctimas de la trata (1) Se calcula que 150 millones de niñas y 73 millones de chicos menores de 18 años han experimentado relaciones sexuales forzadas u otras formas de violencia sexual con contacto físico (2).
A lo anterior se suman los matrimonios forzosos. Según la UNICEF cada año hay cerca de 15 millones de niñas contraen matrimonio antes de cumplir los 18 años, las cuales posteriormente quedan embarazadas sufriendo complicaciones durante el embarazo y el parto, siendo esta la segunda causa más importante de muerte en las niñas de entre 15 y 19 años. Siendo América Latina, según la ONU, la segunda región con más maternidad infantil después de África.
Como vemos son las niñas y niños más pobres los que se ven envueltos en la escalada de violencia, desde la violencia psicológica, física, sexual inclusive la misma muerte. La OMS calcula que, en 2002, alrededor de 53.000 niñas y niños murieron en todo el mundo como consecuencia de homicidios (3).
Incluso la UNICEF, en su “Estudio mundial de la infancia, 2016” pronostica que para el año 2030 de mantenerse las malas condiciones en que están niños y niñas, 750 millones de mujeres habrán contraído matrimonio siendo niñas aún y más de 70 millones menores de 5 años morirán, entre 2016 y 2030 (4).
Huérfanos y abandonados
Según la UNICEF en el año 2005 había más de 132 millones de huérfanos en África subsahariana, Asia y América Latina y el Caribe, y hoy se estima que son alrededor de 170 millones de niños y niñas que tienen a la madre y/o al padre fallecidos. Alrededor de 71 millones de huérfanos y huérfanas viven en Asia, 59 millones en África y casi 9 millones en Latinoamérica y el Caribe.
A estas alarmantes cifras de niños y niñas huérfanas, se le suma el hecho de que existen millones de niños y niñas que se crían solos o con familiares, ya que sus progenitores para poder mantenerlos, buscan mejores condiciones de trabajo fuera de sus países nativos. Es así que la inmigración internacional se ha convertido en un tema de intenso debate a nivel mundial, sobre todo en países como China, donde se calcula que hay 61 millones de niños y niñas abandonados por sus padres migrantes, según la Red de Información de Derechos de los Niños, año 2015.
Sin derecho a educación y salud
Actualmente, existen millones de niños y niñas a quienes se les ha negado el acceso a la educación simplemente por tener un alto costo monetario imposible de costear, como la educación de mercado instaurada en Chile, por ejemplo. O porque sus progenitores son pobres, o porque pertenecen a un grupo estigmatizado, por haber nacido mujeres, o porque crecen en países afectados por conflictos o por crisis crónicas.
Según la UNICEF en total, unos 124 millones de niños y niñas no acceden a la enseñanza primaria o secundaria, y casi 2 de cada 5 alumnos y alumnas que terminan la escuela primaria no han aprendido a leer, escribir o hacer operaciones aritméticas simples. Esto debido también, a lo que muchos docentes han denunciado, como el hacinamiento y la falta de recursos.
Criminalizados y excluidos
Muchos de estos niños y niñas, víctimas de este sistema de explotación y opresión, debido a la falta de integración y de una respuesta efectiva a todo lo mencionado anteriormente, se vuelven victimarios, al delinquir o actuar violentamente como único método de sobrevivencia.
Esto más que una responsabilidad individual, es una responsabilidad estatal y de los diversos gobernantes, quienes impulsan instituciones de resguardo infantil negligentes, violentas, con recursos insuficientes para la integración efectiva de los niños y niñas más vulnerables y pobres, mientras se enriquecen a cuestas de la corrupción y sus continuos guiños al empresariado. En Chile, por ejemplo, hemos sido testigos como en el Servicio Nacional de Menores existe corrupción, tráfico de drogas, venta de servicios sexuales, ocultando incluso más de 1.000 casos de niños y niñas muertos, según lo declarado por Rodrigo Paz, el ex psiquiatra del SENAME, a uno de los medios nacionales.
Notas
(1) ILO (2006). The end of Child Labour. Within Reach. Global Report. Ginebra, Organización Internacional del Trabajo.
(2) Centers for Disease Control and Prevention (2006). Adverse Childhood Experiences Study. Atlanta, GA, National Centers for Injury Prevention and Control, Centers for Disease control and Prevention. Disponible en: http://www.cdc.gov/NCCDPHP/ACE.
(3) Bruce J (2002). Married Adolescent Girls: Human Rights, Health and Development Needs of a Neglected Majority.
(4) UNICEF (2016) Informe mundial sobre la violencia contra los niños y niñas.