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Red Internacional
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Crisis social. “No llegamos a comprar casi nada con la Tarjeta Alimentar”: la inflación en los más pobres

“Una leche te cuesta $ 400 y un yogurt hasta $ 450, no alcanza para nada”. “Con lo que aumenta todo, no se puede llegar ni a mitad de mes”. Quienes hablan son mujeres y jefas de hogar que le cuentan a este medio el impacto en sus economías del incremento incesante de los precios en las cosas básicas. El aumento en la pobreza: las consecuencias de seguir las recetas del FMI.

Celeste Vazquez

Celeste Vazquez @celvazquez1

Martes 18 de abril de 2023 13:06

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Llegar a fin de mes ya dejó de ser una meta para muchos. “Con lo que aumenta todo, no se puede ni llegar a mitad de mes”, le cuenta Marisa, que tiene 3 en hijos en edad escolar, a La Izquierda Diario. “Ni bien tengo el crédito en la tarjeta, trato de comprar lo que sí o sí no puede faltar en casa, sobre todo por los nenes, y después de eso haré una o dos compras más y listo. La verdad es que no llegamos a comprar casi nada”.

Cuando Marisa habla de la tarjeta, se refiere a la Tarjeta Alimentar , cuyo universo de beneficiarios abarca a unas 2,5 millones de personas, y sobre la cual la semana pasada el Gobierno nacional anunció un aumento en sus montos de un 35 %, a partir de mayo.

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Este mes, Marisa tuvo $ 25.000, por ser mamá de 3 hijos, de saldo en su tarjeta. A partir de mayo, podrá disponer de $ 34.000. Esos $9.000 de más por mes que tendrá si lo divide por tres, equivalen a $ 3.000 para cada uno de sus hijos.

A la luz del último índice de inflación mensual que se conoció el pasado viernes, y que llega casi a un 8 %, no hay que ser un gran matemático para sacar cuentas y darse cuenta de que, como dice Marisa, con eso no se llega ni a mitad de mes.

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Rosa vive en Gran Buenos Aires, tiene 2 hijos y también recibe la Tarjeta Alimentar. “No llegamos a comprar casi nada, no alcanza para nada. Una leche está 400 pesos, un yogurt está 450 pesos”. Este mes tuvo un saldo de $19.000 y el mes que viene tendrá $ 26.000. Si lo divide por la cantidad de hijos se podría decir que tiene un poquito más de suerte que Marisa: a cada uno le tocarían $ 3.500, $ 500 más que a los hijos de Marisa.

En pleno abril, a más de un mes de empezadas las clases “todavía no pude comprar ni los útiles escolares. Un puñito de carne picada sale 1.300”, dice Rosa. Claro, hay que priorizar.

El anterior incremento en el monto de la Tarjeta Alimentar había sido del 40 % en noviembre del año pasado. Cinco meses pasaron hasta este incremento, cinco meses para que las familias de los sectores más pobres reciban $ 9.000 y $ 7.000 de aumento. Sin contar a los hogares donde hay un menor de 14 años que recibirán en abril $ 17.000, en reemplazo de los $12.500 que recibieron hasta el mes de mayo. O sea, $ 4.500 de aumento.

Políticas insuficientes ante una crisis que avanza

La crisis es profunda. Se ve y se siente sobre todo. La Fundación Eforo elaboró un informe, en base a datos del Indec, que indica que durante el primer semestre del 2022, el monto de la Tarjeta Alimentar apenas alcanzó para cubrir un tercio de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y en el caso de los hogares biparentales este monto se reduce aún más, ya que alcanzó a cubrir un cuarto de la CBA.

Si tenemos en cuenta que según el Indec, en el segundo semestre de 2022 (el siguiente al informe antes mencionado) la pobreza, aumentó en relación a la última medición, esta realidad entonces se agrava.

Según el Indec, la pobreza subió del 36,5 % al 39,2%, lo que equivale a 18 millones de personas. Y en el caso de los menores de 14 años, estos números son aún peores: hay 54,2% de niñas y niños pobres.

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Con estos números; una inflación que supera el 100 % anual; salarios, jubilaciones e ingresos por planes sociales y asignaciones ultra deteriorados, el Gobierno del Frente de Todos profundiza su política de ajuste para seguir cumpliendo con los requerimientos del FMI: cada vez menos plata para asistencia social. Así lo indica el organismo en el staff report de principios de este mes, donde festejan el recorte que viene haciendo sobre los planes Potenciar Trabajo y piden más.

Ante este panorama, la burocracia sindical actúa con una pasividad y complicidad absolutas. Dejaron llegar el ajuste hasta acá. No defendieron el ingreso ni tomaron medidas de lucha para evitar el deterioro en las condiciones de vida de los trabajadores de sus gremios, menos por aquellos que están obligados a tener que sobrevivir con trabajos informales, changas y viven al día. En tanto, sectores combativos, como los obreros de Mondelez, levantan la cabeza otra vez contra la precarización laboral y el deterioro en la vida de las mayorias trabajadoras y populares. Un camino a profundizar.

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