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Red Internacional
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OPINIÓN. Pandemia y sus significantes: la importancia de simbolizar desde lo colectivo para construir lazos

Pandemia, del griego antiguo pan ("todo") y démos ("pueblo"). La palabra abarca a todo el pueblo y sin embargo, en un primer momento resulta difícil poder simbolizar a lo que aquello alude, aun siendo parte del mismo significante, es un real que irrumpe y rompe lo que hasta hoy se significaba como tal.

Viernes 27 de marzo de 2020 10:51

Foto: Juan Nebeneinander

Porque irrumpe en el cuerpo, en el propio y ajeno, en uno y en todos. Un universal que se verá sometido a como las diferentes configuraciones subjetivas pueden responder frente a la angustia que ese vacío simbólico genera, con los más diversos síntomas, por lo que surge como necesidad colectiva el poder interpretar los hechos y nombrarlos.

Comenzar a colectivizar, hacer grupo vía redes, para pensar, intervenir e incluso exigir lo que necesitamos desde el campo de la salud mental para hacerle frente a esta pandemia.

Desde los altos mandos de los estados capitalistas el discurso es el mismo “el enemigo invisible”, lo que parecería que los exime de toda responsabilidad. Construyeron un Otro virulento amenazante, del cual nos tenemos que resguardar en nuestras casas, confinarnos a la soledad, a la incertidumbre y aislar nuestros cuerpos.

Cuerpos al momento sanos, que cobran de la noche a la mañana el estatuto de posibles enfermos. Pero ese Otro al cual el Estado capitalista señala e intenta culpar, se convierte en el imaginario social en un otro (con minúscula), un par. Par de clase que necesita del pan para vivir y que vivan los suyos. Par de clase, que ahora es señalado como quien potencialmente “podría perjudicarnos”.

Caldo de cultivo para la paranoia colectiva, la ansiedad y angustia generalizada que solo aumenta las salidas individualistas. El peligro del slogan #QuedateEnCasa es llevarlo al extremo del punitivismo, es romper los lazos de confianza y así la solidaridad entre nosotros.

A su vez los gobiernos capitalistas, desde China hasta EEUU, omiten la responsabilidad de haber empujado a las grandes masas a la pobreza, al trabajo extenuante, a la changa y al hacinamiento. El capitalismo arrasó el medio ambiente y llegó al límite de expropiar el derecho a la salud a la clase trabajadora.

Los sistemas de salud públicos fueron el objeto de desecho, en beneficio del lucro de los grandes empresarios de la salud privada y los laboratorios. La omisión de la burguesía, no es ingenua. Construir los elementos simbólicos necesarios para circunscribir ese vacío de significación se torna vital para el pueblo, pero busquemos las vías para que sea colectivo, no que afiance el individualismo reinante que promueven estos sistemas de dominación y explotación.

Localizar los desencadenantes económicos y políticos de los acontecimientos actuales, como son el desfinanciamiento mundial en sistemas de salud públicos, el hacinamiento y hambre de millones, nos podría llevar a poder cambiar de posición. El enemigo no es precisamente nuestro par de clase, lo virulento y putrefacto es el capitalismo. Por lo que el movimiento colectivo, para terminar con la pandemia, tendrá que ser contra los dueños del capital y del discurso reinante.