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Red Internacional
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A los pies de EEUU. Panqueque internacional: Milei se dio vuelta y ahora apoya el pacto Trump-Putin

En la guerra en Ucrania, el gobierno argentino se alineó con el norteamericano y no acompañó una resolución que le exigía a Rusia retirar “de inmediato, por completo y sin condiciones todas sus fuerzas militares”. Pero el alineamiento abierto con Estados Unidos hasta ahora solo le dio fotos al presidente argentino.

Lunes 24 de febrero 19:20

Foto: Reuters

Foto: Reuters

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El gobierno de Javier Milei protagonizó este domingo un giro total en un aspecto de su política internacional. Ese giro tiene que ver con la guerra de Ucrania donde, como está haciendo el gobierno de Donald Trump, pasó de apoyar a Ucrania a avalar a Rusia.

Desde el inicio del conflicto en Ucrania en 2022, la posición del gobierno de Argentina había sido condenar la invasión rusa y exigir el retiro de sus tropas. La postura sufrió un cambio notable con la abstención del gobierno de Javier Milei en la reciente votación de la Asamblea General de la ONU -ocurrida ayer-, que pedía justamente el retiro de las fuerzas rusas de territorio ucraniano.

Este domingo fueron 93 países los que votaron a favor y 18 lo hicieron en contra. El Gobierno argentino se sumó a los 65 países que decidieron abstenerse. En esta votación quedó al lado de países como Brasil, India, China y Sudáfrica, entre otros. Este cambio de postura es el resultado del alineamiento incondicional de la gestión de Milei con el Gobierno de Donald Trump.

Con Trump, la política norteamericana sobre la guerra está dando un giro completo, pasando del apoyo total a Ucrania a una negociación abierta con Rusia, destinada a terminar la guerra con la rendición del gobierno de Zelensky. El presidente de Estados Unidos, fiel a su método, está destrozando políticamente al presidente ucraniano, al punto de que acaba de definirlo como un “dictador” y acusarlo de haber iniciado la conflagración.

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La guerra en Ucrania desnudó una creciente tensión geopolítica a nivel mundial. De un lado, el imperialismo norteamericano encabezando una alianza con la Unión Europea, que buscaba hacer avanzar la OTAN hacia el este europeo, sobre territorio que Rusia consideraba su zona de influencia. El país que dirige con mano de hierro Vladimir Putin respondió con la invasión, que buscaba no solo impedir ese avance sino, también, acrecentar su poder militar y geopolítico. Al mismo tiempo, alentó un creciente rearme imperialista por parte de las potencias europeas y otras naciones. Durante casi tres años la guerra se sostuvo, con brutales daños a la infraestructura civil, cientos de miles de personas muertas y asesinadas, entre civiles y los militares y un enorme impacto económico y político a nivel internacional.

En este conflicto no hay un bando progresivo. Por el contrario, ambos bandos expresan intereses de grandes potencias que disputan, cada vez más, la hegemonía o el predominio mundial. Ni Ucrania -aún respaldada por las potencias imperialistas europeas- ni Rusia, ahora negociando con Trump, expresan intereses de la clase trabajadora y de los pueblos del mundo.