El gobierno de la Ciudad quiere avanzar con su proyecto de “Secundaria del Futuro” para convertir en mano de obra barata a los estudiantes secundarios. Este proyecto tiene como ante sala el Decreto1374/2011 sancionado por Cristina Kirchner, de pasantías en las escuelas Técnicas.
Miércoles 13 de septiembre de 2017
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El Gobierno porteño pretende avanzar en una nueva reforma de la escuela secundaria adecuándola a las necesidades de su proyecto de reforma laboral. Como ya venimos denunciando este proyecto busca la injerencia de las empresas en la definición de contenidos de la educación pública y multiplica un ejército de mano de obra gratuita al servicio del sector privado. Ya nos preguntamos, si estas prácticas mejoraran la educación, ¿porqué no existen en los colegios privados con cuotas de miles de pesos?
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Estas pasantías no son nada nuevo, funcionan desde el 2011 en base al decreto 1374 sancionado por el kirchnerismo para las escuelas técnicas. En él se establece que los estudiantes de los dos últimos años deben cubrir 200 horas de su cursada para poder egresarse, pudiendo las empresas reemplazar hasta un 20% de su personal en el caso de las Pymes o del 10% en las que tienen más de 50 trabajadores. Uno de los índices lamentables que dejó el kirchnerismo es que el 58,7% de los jóvenes, de entre 18 y 24 años trabaja en negro. La modalidad de pasantía fue uno de los inventos que hizo de cortina para ocultar la precarización laboral en la juventud.
En las resoluciones “LA PRESIDENTA DE LA NACION ARGENTINA DECRETA: Artículo 1º — Apruébase el Régimen General de Pasantías que regirá en todo el ámbito del Nivel de Educación Secundaria del Sistema Educativo Nacional regulado por la Ley de Educación Nacional Nº 26.206 y modificatorias y por la Ley de Educación Técnico Profesional Nº 26.058 y sus modificatorias, que como ANEXO I forma parte integrante del presente”.
Las pasantías en escuelas secundarias, sobre todo técnicas, funcionan en el país desde los años ‘90. Menem las puso en práctica junto con la Ley Federal de Educación. Pero no fueron modificadas en la nueva Ley de Educación sancionada por el Kirchnerimo y sigue dejando lugar a la injerencia de las empresas en la educación pública. En el decreto mencionado también se establece en la ley el acuerdo marco individual de pasantías: "Es el convenio entre un alumno regular, su padre o tutor..., la autoridad de la ’unidad educativa’ y el representante de la ’organización oferente’ de la pasantía, estableciendo el plan de la pasantía y las condiciones de su realización". Es decir que cada director de escuela podrá negociar a sus alumnos como mano de obra para alguna empresa local.
Las pasantías menemistas bajo los K no solo no desaparecieron, sino que se perfeccionaron. A partir de 2011, el empresariado (la UIA, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa y la Asociación de Empresarios Argentinos) impuso un nuevo marco legal que habilita a un piso de 400.000 alumnas/os a partir de los 16 años que cursan los dos últimos años del secundario, a realizar pasantías sin modificar la clave del negocio patronal: no reciben ningún tipo de remuneración y, como sostuvo cínicamente el ministro Sileoni, “las pasantías están muy resguardadas; no hay modo de que detrás de ellas se esconda trabajo ilegal (…) Tienen todos los derechos que tiene un trabajador, menos el salarial”. Una de las leyes centrales en este ámbito ha sido la Ley de Educación Técnico-Profesional, que habilita la intromisión directa de las cámaras empresariales en la educación pública o programas como Jóvenes con Más y Mejor Trabajo que proporcionan mano de obra gratuita y son, en última instancia, un factor de presión a la baja salarial.
Con el argumento de incluir a los jóvenes en el terreno laboral, el kirchnerismo elaboró este proyecto que incentiva a los adolescentes de escuelas técnicas a optar por ir a estas dependencias, en general fábricas, que teóricamente los perfeccionan en su nivel de formación. En el caso de negarse a realizar las pasantías en una empresa, el estudiante estaría obligado a cumplir esas horas de trabajo en la misma escuela.
Nos oponemos a que el conocimiento esté subordinado a las necesidades de las empresas que buscan lucrar con la educación y asegurar mano de obra barata. Promovemos que se implementen becas integrales para que cualquiera que quiera estudiar pueda hacerlo y que nadie tenga que abandonar. Porque estamos convencidos que nuestras vidas valen más que sus ganancias y vale la pena defender nuestra educación.
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Federico Puy
Docente | Secretario de Prensa Ademys