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Red Internacional
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Apuntes militantes. ¿Qué rol podemos jugar los docentes ante la crisis en curso?

La crisis sanitaria y económica golpea a todo el pueblo trabajador. Las y los docentes, que tenemos vínculos estrechos con las familias, podemos ser un engranaje para unir la lucha que las burocracias dividen y enfrentar los ataques del gobierno y empresarios. Reflexiones y nuestras tareas hoy, para triunfar.

Miércoles 12 de agosto de 2020 21:01

Gran convocatoria de docentes de todo el país

Gran convocatoria de docentes de todo el país

La asamblea nacional educativa impulsada por la Corriente Nacional 9 de abril- lista marrón (PTS más independientes, en el FITU) fue un primer paso en organizar un sector de trabajadores que no se resigna ante la crisis y el ajuste que causan las consecuencias sociales, económicas, sanitarias y represivas que viven sus familias y las de sus estudiantes.

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En la asamblea se escuchó fuerte el repudio a la violencia policial que se vio acrecentada en la pandemia, como es el caso del asesinato de Lucas Verón. Intervino la mamá de Ezequiel, joven asesinado por la policía de San Nicolás. Estuvo presente el reclamo por la aparición con vida de Facundo Astudillo Castro. También se discutió el avance de la precarización de la vida en los barrios populares, la desocupación, los despidos y el aumento de la pobreza, que principalmente golpea sobre los niños. También se escuchó fuerte el reclamo por la precarización docente: muchos docentes, jóvenes en su mayoría, que debido a la cuarentena están sin trabajo, o precarizados por el Estado mismo, a quienes Baradel les da la espalda por completo.

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Los docentes tienen un gran potencial, por la relación que tienen con las familias trabajadoras y la importancia y el peso que tiene la educación pública. Pero no podemos pelear solos, como plantean los dirigentes kirchneristas Yasky o Baradel del gremio docente, sino que, como planteamos desde la izquierda anticapitalista y socialista, el potencial está en articular nuestra fuerza, la de los explotados y oprimidos, para conquistar una alianza con sectores estratégicos del proletariado y volúmenes de fuerza junto a obreros industriales, de los servicios, desocupados, precarizados, clases medias arruinadas e imponer una salida a favor nuestro: de las mayorías obreras y del pueblo pobre. La asamblea nos dejó una reflexión de que los docentes, ante las crisis y conflictos sociales, podemos adelantar fenómenos políticos y actuar como bisagra que exprese intereses y aspiraciones sociales generales. Es urgente seguir organizados y dar pasos para que esta vez la crisis no la paguemos los y las trabajadores.

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La potencialidad de los docentes por la conexión con el pueblo laborioso. Lecciones del pasado.

En la historia reciente de Argentina, dos o tres hechos, muestran la necesidad de pensar algunas hipótesis para que ante la próxima crisis, el peso conquistado por la izquierda clasista y antiburocrática en el gremio docente que se referencia en FITU, esté al servicio de articular una respuesta obrera y anticapitalista.

En primer lugar el maestrazo de 1988. Por más de 40 días miles de docentes de todo el país cuestionaron al ajuste de Alfonsín que prometía “con la democracia se come, se cura y se educa”, mientras aplicaba los planes del FMI y el Banco Mundial contra el pueblo. Esa gran huelga fue levantada por los dirigentes peronistas de la CTERA que luego llamaron a votar por Menem. Potencialmente, podría haber abierto una situación más favorable a la clase trabajadora para frenar los ataques que luego vendrían en la década de los ‘90.

Menem prometió el salariazo y la revolución productiva, pero, en cambio, vinieron las privatizaciones y los despidos, con la ofensiva neoliberal. En la educación pública se votó la Ley Federal de Educación, con el rechazo de palabra pero la aceptación sin lucha de Yasky y la Ctera. Las consecuencias ya las conocemos. Cuando en el 1997 la docencia ganaba las calles e imponía a la burocracia la lucha contra Menem, la desviaron al terreno electoral con la carpa blanca y llamando a votar a De La Rúa. El mismo que profundizó los planes de ajuste, la desocupación, el hambre y la miseria, los cierres de fábricas, y confiscando los ahorros de las clases medias, que generó la rebelión del 2001, y terminó huyendo en helicóptero. El desvío de la lucha docente, y el rol traidor de las centrales sindicales dejó a los desocupados y la clase media sin el poder de fuego de la clase obrera, limitados a la alianza del piquete y la cacerola. En ese contexto, el SUTEBA La Matanza había sido ganado por una alianza entre sectores peronistas, maoístas y de la izquierda (PO y MST). Conformaron una nueva dirección que, por un lado, podía haber articulado una alianza entre los docentes y desocupados poniendo en pie una coordinadora desde la cual llamar a los trabajadores ocupados. Se negaron a esta política, manteniendo la lucha separada. Por otro lado, se sumaron acríticamente al "piquete y cacerola".Al no intervenir en los batallones centrales de la clase obrera, sin unir a las clases medias, los desocupados y los obreros y dar una perspectiva de una salida anticapitalista a las crisis, terminaron quedándose todos y llevando a un desvío a esas jornadas revolucionarias de diciembre del 2001, porque aunque se vio la potencia de la lucha de calles no había una estrategia para vencer.

Nuestras tareas hoy. Para fortalecer las posibilidades de vencer

Desde el FIT Unidad conquistamos posiciones en los parlamentos y en muchos sindicatos de todo el país, un punto de apoyo muy importante. Por eso invitamos a nuestros compañeros del PO, IS y MST a organizar en común la asamblea que realizamos. Sabemos que necesitamos unir con la más amplia democracia a los sectores combativos, antiburocráticos e independientes del gobierno para las peleas que se vienen. Por eso también nos integramos al Plenario Sindical Combativo y participamos de todas las instancias de discusión y decisión, a su vez peleamos porque estas sean abiertas a las bases como las asambleas que venimos y seguiremos impulsando. No alcanzará con pelear sólo por las demandas docentes, sino que tenemos que buscar reagrupar a todos los sectores de la clase trabajadora que hoy quieran enfrentar el ajuste, desarrollar coordinación con los despedidos, con las fábricas recuperadas, con los que pelean por vivienda y con el movimiento de mujeres que sigue peleando por el aborto legal. Allí reside la fuerza para poder empezar a sacar de sus cómodos sillones a los dirigentes burocráticos.

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Nuestra corriente batalla contra el sindicalismo que se limita a las demandas de su sector. No queremos limitarnos a ser secretarios sindicales, ya que, como decía León Trotsky, “no se puede pelear en los sindicatos sin construir una fuerza material que dispute con las burocracias sindicales, que son una fuerza material que cumple un papel en preservar la fragmentación de la clase trabajadora” como “presión” para demandas salariales. Es un error separar la acción sindical de toda perspectiva de lucha por el poder político de los trabajadores, que para nosotros es la tarea fundamental. Conquistar esa influencia general es una ardua tarea. Implica la lucha por un programa y corrientes militantes en los lugares de trabajo.

Por eso peleamos por ser “tribunos del pueblo”, es decir, levantar un programa y métodos concretos de acción que tiendan a superar las fronteras impuestas, en nuestro caso, entre docentes titulares/precarios/de planes, separados de los auxiliares de escuela, entre ocupadxs/desocupadxs, la juventud precaria, las demandas de los jubilados, las clases medias y todos los sectores oprimidos.
Ante el ajuste en curso, necesitamos la mayor unidad para pelear contra las consecuencias de la crisis económica, sanitaria y social que los gobiernos y los empresarios quieren descargar sobre la población trabajadora. Por ejemplo en nuestro gremio CTERA a nivel nacional, y SUTEBA en la provincia y Baradel en nuestro caso, son dirigentes que se ponen a disposición del gobierno, y quieren hacer de los sindicatos “ministerios sin cartera”, pero aún mantienen peso de dirección sobre un importante sector de los docentes y trabajadores del Estado centralmente.

Por eso, tenemos una gran tarea, desde los sindicatos recuperados junto a los sectores de izquierda, llamando al conjunto de compañeras y compañeras que vean la necesidad de organizarnos, coordinar, y salir a las calles para enfrentar esta crisis. Encontramos una fuerza material para empujarlos a que abandonen sus cómodos sillones, y tengan que salir a las calles. Buscamos en la experiencia de los propios trabajadores superar a la burocracia e ir por todo.

Si los docentes salimos a las calles, junto a estudiantes, las familias trabajadoras, junto con otros sectores que también están siendo castigados por las patronales y el gobierno, podemos superar a las burocracias traidoras, no sólo pelear por demandas sectoriales, sino pelear por un programa y medidas que efectivamente ponga en jaque el poder de los capitalistas y sus gobiernos.

Asumamos el compromiso en nuestras manos

Ante la nueva catástrofe que se está configurando tenemos que prepararnos. Hoy, la izquierda, que se referencia con el FITU, anticapitalista y socialista, llega mucho mejor a esta crisis que en situaciones anteriores. Porque peleamos por una salida de fondo, para que la crisis la paguen los capitalistas, que no es más que luchar por imponer un gobierno de las y los trabajadores, que abra paso a medidas elementales como la ruptura con el FMI y el no pago de la deuda, la nacionalización de la banca y el comercio exterior, y el control obrero de las grandes industrias y ramas de la producción, la nacionalización de la salud y la educación, entre otras medidas elementales.

Ante la integración de las centrales sindicales al gobierno nacional y los gobiernos provinciales es clave la lucha por la independencia respecto del Estado, por la democracia sindical y por la unidad de la clase trabajadora, y cuando emerjan tendencias a la lucha de clases, impulsar organizaciones de democracia directa que trascienden los límites de la organización sindical, como coordinadoras, como parte de una estrategia de poder de la clase trabajadora. Para pelear por estas propuestas, tomemos el compromiso en nuestras manos.


Ariel Iglesias

Nació en Buenos Aires en 1969. Es docente (jubilado). Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Escribió en Ideas de Izquierda "La Educación en el país de los soviets"; "Chubut: Crónica de un triunfo popular contra la Megaminería". Escribe y edita La Izquierda Diario+ en Chubut.