Vienen exigiendo garantías de trabajo seguro y habilitación del permiso municipal para poder trabajar en el centro comercial de General Pacheco, ya que con frecuencia les confiscan la mercadería teniendo que pagar multas siderales y quedándose sin su fuente laboral en una situación de extrema precariedad.
Martes 3 de agosto de 2021 20:37
Reclamos de vendedores ambulantes y artesanos en Pacheco - Tigre - YouTube
En un contexto económico y social cada vez más grave de pobreza, desocupación y carestía de la vida que pesa sobre las grandes mayorías del país, el Tigre de la desigualdad, no se queda atrás.
Realizan venta de mercadería en la calle, como medias, barbijos o gorros. También son artesanos y artesanas que trabajan con sus manos. El hecho es que constantemente la patrulla del COT y de la Inspección municipal los levanta, les saca la mercadería teniendo que pagar multas exorbitantes, como nos cuenta Pablo uno de los vendedores, que le cobraron $ 9.000 para recuperar sus cosas.
Mientras nos cuentan la situación que están pasando, cae una patrulla del COT con la intención de demorar la jornada de difusión que están preparando a raíz de su problemática. La persecución es constante.
“Queremos trabajar, tenemos ese derecho, no somos delincuentes” cuentan a La Izquierda Diario, mientras despliegan sus carteles con las demandas y reparten volantes a los vecinos para visibilizar su situación.
“Nos sacan la mercadería, tenemos que pagar multas enormes, y luego nos mandan a que vayamos a lugares donde no pasa gente, ¿dónde quieren que vendamos?”, se pregunta Pablo. “Estamos 10, 12 horas en la calle. No tenemos cobertura de salud y cuando hay que atenderse perdemos todo el día de trabajo y no nos podemos dar ese lujo porque sino no llegamos a pagar la comida”, agrega. “Yo tengo 57 años y ya hace muchos años que vendo ambulante porque con mi edad no me toman en ningún lado, y menos ahora con la situación que hay. Por eso queremos que se nos garantice poder trabajar en paz”, concluye.
Juan Manuel, otro trabajador callejero agrega: “Queremos trabajar y que se nos respete como trabajadores. Que sepan que detrás de cada vendedor, hay una familia”.
Desde el gobierno municipal quieren mostrar un distrito pujante y en progreso, ocultando la verdadera realidad de trabajadores y trabajadoras que sobreviven con lo que pueden para costear un alquiler y mantener a sus familias, realidad cada vez más difícil teniendo en cuenta que la canasta básica familiar según los últimos datos del Indec trepó a los $ 66.488 para no caer debajo de la línea de pobreza. Esto equivale a tres salarios mínimos.