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Red Internacional
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Usted no es de mí condición de clase

María trabaja en la casa de la dueña de una empresa constructora. Cuando su patrona cuestionó su adhesión política al Frente de Izquierda del diputado obrero Vilca, le dijo "usted no es de mi condición de clase trabajadora, por eso nunca va a coincidir conmigo, es inútil que me quiera convencer". Una historia del Jujuy profundo sobre la identificación de clase de trabajadoras/es con la izquierda.

Lunes 8 de agosto de 2022 16:24

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Nos conocimos con María en la casa de una compañera que vive en un barrio de tierras ganadas a Ledesma SAAI por las tomas que en 2011 hicieron miles de familias sin techo primero en Libertador y luego en diferentes localidades de la provincia de Jujuy.

Entre mate y mate, pan cacero y palta, apenas empezamos a hablar del impacto negativo de las devaluaciónes y la altísima inflación en el poder adquisitivo de los trabajadores, nos dice "decime a mi, si trabajando de empleada doméstica y cobrando 194 pesos por hora, a la semana cobro 3500 pesos, y al mes 14.000 pesos, y con esto más una pensión de 37.525 pesos, unos 51.525 pesos en total, tengo que vivir con 2 de mis 7 hijos".

María nos cuenta que está muy molesta tanto ella como otras compañeras que trabajan en casas de dueños de empresas contratistas, supervisores y jefes que viven en barrios acomodados de Ledesma y otros pueblos de la provincia, porque no pagan ni siquiera el mísero aumento de la Comisión Nacional de Trabajo en casas particulares que fijo en 315 pesos la hora de trabajo de las empleadas domésticas de tareas generales con retiro.

María y su familia, y muchas de sus compañeras empleadas domésticas, son parte de esa gran cantidad de trabajadoras/es precarizadas/os e informales, que son de los sectores trabajadorxs que más vienen perdiendo con la inflación y devaluaciones tanto del gobierno de Macri como actualmente mucho más del gobierno de Alberto Fernández, Cristina Fernández y Sergio Massa.

Sin embargo, María nos cuenta que en la cotidianidad de su jornada laboral en las casa de estás familias de empresarios, mientras ven televisión, escuchan radio, leen notas o miran videos en sus teléfonos celulares, buscan entablar diálogo con ellas y convencerlas de su salida capitalista a la crisis económica, planteando que es necesaria que la clase trabajadora se sacrifique perdiendo más poder adquisitivo del que ya perdió si quieren seguir trabajando, así los empresarios reducen más sus costos laborales y según ellos pueden dar más empleo.

María en unas de esas charlas le dijo a su patrona, dueña de una empresa constructora, "yo voté y adhiero a la izquierda, y me referencio en Vilca, que es un trabajador como yo y veo que defiende nuestro derechos". La patrona y ex funcionaria puso el grito en el cielo y argumentó "la izquierda quiere que manejen todo los trabajadores y expropiarnos a nosotros, no podes pensar como ellos".

A lo que María luego de un silencio y de dejarla argumentar durante largo tiempo, le respondió "usted no es de mí condición de clase trabajadora, por eso no va a coincidir conmigo y es al vicio que me intente convencer de sus ideas".

Concluye María haciendo esta reflexión "una de las tantas prendas o carteras que ella, mí patrona, se compra al mes equivale a mí salario de 14.000 pesos, y quiere hablarme como si fuéramos iguales a mí o a los obreros de su empresa constructora, que vivimos en la pobreza".

La historia de María habla de un fenómeno social y político que se expresa en el Jujuy profundo, en los bordes del país, donde el agravamiento de las condiciones de vida producto de la crisis, el hartazgo con los partidos patronales de franjas de la clase trabajadora, y la emergencia de tribunos de clase trabajadora como los referentes del PTS en el Frente de Izquierda Unidad, Alejandro Vilca, Julio Mamani o Natalia Morales, llevan a que un sector de explotados y oprimidos se identifique con la izquierda.

Es tarea de la militancia del PTS FITU lograr que esa identificación clasista obrera y popular se convierta en fuerza militante para construir un partido de trabajadores revolucionarios que desde ahora organice su fuerza y gane en influencia y peso dirigente en los establecimientos públicos, privados, en las fábricas y fincas, y en los terciarios, escuelas y barriadas obreras y populares, en las organizaciones obreras de agro industriales, estatales y domésticas, para estar a la altura de guiar hacía la victoria los grandes episodios de la lucha de clases que volverán a estar al orden día al calor del agravamiento de la crisis económica que está hundiendo al pueblo trabajador en la pobreza e indigencia.