Luego del anuncio de Trump y Netanyahu de que EE.UU. tome control de la Franja de Gaza, Trump especuló que viven en ella 1.5 millones de personas. En octubre de 2023 eran 2.3 millones.
Miércoles 5 de febrero
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El día de ayer, el presidente israelí, Benjamín Netanyahu, viajó al oasis imperial que tiene en Estados Unidos ─y que lo protege de la orden de aprehensión de la Corte Penal Internacional─ para reunirse con Donald Trump. Y es que la popularidad que tuvo alguna vez en Israel, se va difuminando en tanto se da el mundo cuenta de los ríos de sangre y destrucción ordenados por este genocida del siglo XXI. Al parecer, Trump quiere usar a las debilidades de Netanyahu, primeramente, en su beneficio personal, así, en la conferencia de prensa que hicieron conjuntamente ambos mandatarios, anunciaron su intención de tomar control de la Franja de Gaza. Según sus propósitos ideales, construiría en Gaza una gran zona hotelera (el negocio de la familia) basada en el desplazamiento total del pueblo Palestino hacia los países árabes circundantes.
Trump hizo caso omiso a las preguntas que hacían énfasis en qué tan legal era tomar control de un territorio soberano, siendo que no es tampoco un territorio internacionalmente reconocido bajo control israelí, a pesar de las intenciones expansionistas de la burguesía sionista.
«Estoy pensando en una propiedad a largo plazo de Estados Unidos. A todos con los que he hablado les encantaría ver a Estados Unidos ser dueño de este pequeño pedazo de tierra, desarrollarlo y crear miles de puestos de trabajo, algo que sería maravilloso», declaró Trump.
Añadió que la intención es "mover 1.5 millones de personas fuera de Gaza", lo que podría significar que "acabemos de limpiar todo eso".
Además de la admisión de cometer limpieza étnica, su declaración deja en claro la cantidad de pérdidas humanas que hubo luego de más de un año de bombardeo por parte del Estado sionista. Hoy Trump afirma que hay 1.5 millones de personas; en octubre de 2023, sin embargo, esa cifra ascendía a 2.3 millones. Los números mínimos reconocidos en los medios de comunicación estiman alrededor de 70 mil asesinado por las fuerzas sionistas, el doble de heridos y, poco más de medio millón que salieron huyendo de la barbarie hacia diversos países árabes. Muchos de ellos decidieron regresar en cuanto se obtuvo el precario alto a fuego en enormes columnas, arriesgando su vida ante los futuros ataques de la limpieza sionista-estadounidense.
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Eso quiere decir que 800 mil vidas fueron arrancadas por el plan genocida de Israel que avaló el gobierno de Biden con la connivencia de los imperialismos europeos. Una cifra muy distante de los 43 mil fallecidos por las bombas que se tenían contabilizados hace unos meses. Por su parte, medios como la revista médica The Lancet plantean la posibilidad de que la cifra sea de 64,260 muertos, 11 mil desaparecidos (también se les supone muertos) y más de 250 mil fallecidos indirectos, ya sea por hambre, enfermedades o falta de atención médica.
Aunque existe la posibilidad de que esta declaración sea solamente otra de las medidas intimidatorias de Trump para negociar con las burguesías árabes, eso no detuvo a cientos de manifestantes que anoche fueron a protestar frente a la Casa Blanca en repudio de la presencia de Netanyahu, declarado como un criminal de guerra, y contra el anuncio de control de Gaza por EE.UU.
Si bien no es una anexión propiamente dicha —pues Gaza no formaría parte de EE.UU., sino hacer lo que Netanyaju no puede hacer: la reconstrucción de las viviendas para entregársela a colonos judíos—, Trump entra para posicionar a sus socios de la construcción en EE.UU. e Israel. Recordemos que la construcción del muro fronterizo con México era un diseño de una compañía israelí amiga. Para que la resistencia no obstaculice este proyecto, necesitan una suerte de protectorado militar estadounidense-israelí, lo que llevaría a finalizar el proyecto imperialista basado en el sionismo creado hace casi un siglo.
Aunque Trump continúe con sus viejas fanfarronadas como en 2017, la realidad es que en esta ocasión hay una generación entera de jóvenes que se han fogueado contra su autoritarismo externado en su primer mandato, así como contra la violencia policial descargada por los gobernadores demócratas durante la presidencia de Biden. Solamente la fuerza y la solidaridad de esa juventud, en muchos casos encabezada por judíos antisionistas que dicen "¡no en nuestro nombre!" e instan al bloqueo, boicot y sabotaje, con el papel preponderante de los trabajadores y en alianza con ellos contra las mercancías israelíes es que podremos frenarle la mano a los genocidas del presente.