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Red Internacional
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Crisis hídrica en Bahía Blanca: los verdaderos responsables

Durante toda la jornada del lunes hubo diversas acciones reclamando por la falta de servicio, que culminaron con una numerosa movilización en el centro de la ciudad.

Martes 26 de enero de 2021

Ilustración | Melina Ricke

Luego de 10 días de intenso calor, con temperaturas de más de 35 °C la falta del recurso hídrico se hizo notar. Barrios como Kilómetro 5, Villa Rosas, Villa Bordeu, Villa Floresta, Rucci, Héroes de Malvinas, Villa Parodi, Villa Delfina, Villa Nocito, Universitario, Lujan, Luz y Fuerza, Tierras Argentinas, micro y macro centro, se suman a los ya 32 barrios que tuvieron que afrontar la jornadas tórridas de calor, sumada a constantes cortes de luz en plena pandemia.

El pasado viernes, los vecinos de Villa Rosas realizaron un cacerolazo y corte de calle en General Arias y Ecuador. Este lunes las movilizaciones fueron en varios puntos de la ciudad: A las 10 de la mañana algunos vecinos se acercaron a la municipalidad donde fueron recibidos por el intendente. Por la tarde, vecinos del barrio Rucci y Villa Rosas volvieron a cortar la calle. Mientras otro grupo se concentraba frente al teatro municipal. Las consignas se repetían: “¡¡¡Queremos Agua, queremos agua!!!”, “¡¡Agua ya!!”, “Hagan obras”

“Desde el día 23 (de diciembre) estamos sin agua. Los tanques se vaciaron, ya no hay en el tanque, algunos nos arreglamos con agua de perforación, pero no se puede tomar, está contaminada…”, expresaba una señora.
“¿Cómo van a empezar las clases sin agua?”, se escuchó entre la multitud.

“Hace más de 10 días que no tenemos agua. Me levanto a la madrugada para ver si hay una gota de agua. El agua salió hoy a la mañana negra… la borra de abajo era barro. No tenemos agua. Hay criatura, hay gente enferma, que no pueden sacar agua. ¿De dónde sacamos agua? Yo soy una persona mayor y estoy enferma y tengo que ir a sacar agua al surgente. Esto no puede ser…”, con bronca lo decía otra señora mayor al medio local Apepe.

Promesas sobre el bidet

En 2008 el gobierno de Daniel Scioli (FPV) proyectó la construcción de un importante acueducto desde el Río Colorado, con una planta potabilizadora en Pedro Luro, que generaría 1.900 litros de agua potable por segundo para 450.000 habitantes. Incluso llegó a licitarse por 2.500 millones de dólares. ¿En que quedó? En nada. El gobierno de María Eugenia Vidal desvió los recursos y la obra se declaró “fracasada”.

Atrás quedaron las promesas electorales de aquel lejano 2015, en la que la ex gobernadora María Eugenia Vidal y el actual intendente Héctor Gay (JxC) prometían nuevas obras de saneamiento y agua potable para la ciudad. La falta de inversión en la provisión de agua, comenzó a hacerse sentir. A esto se le suma que las empresas del Polo Petroquímico se quedan con gran parte de las reservas acuíferas de la planta potabilizadora de Barrio Patagonia. Como denunciamos desde La Izquierda Diario, "miles de bahienses no tienen acceso al recurso, teniendo que hacer malabares para hidratarse y asearse con temperaturas que superan los 35ºC en un contexto de pandemia que exige el más estricto higiene para evitar contagios, se utiliza el agua potable para tareas industriales por que las grandes empresas petroquímicas no invierten una parte de sus millonarias ganancias en abastecerse por otros medios”


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Pero el actual gobernador, Axel Kicillof también se deshizo en promesas. Durante su visita a Monte Hermoso y Sierra de la Ventana la semana pasada, el mandatario no tuvo más remedio que hacer mención a la problemática, deslindando responsabilidades en la pesada herencia cambiemita pero sin ofrecer soluciones reales: "Cuando digo a corto plazo lo que digo es resolver algo que lleva entre 30 o 40 años que viene sucediéndose y particularmente en el gobierno anterior se habían hecho varias promesas que no solo no se cumplieron ni remotamente, sino que había un préstamo que estaba destinado a la problemática del agua y que se habría cambiado el destino y aún no sabemos por qué” expresó, al tiempo que prometía recuperar el crédito de 130 millones de dólares para las obras vinculadas al agua y reflotar el proyecto del acueducto del Río Negro. Promesas que no tienen un efecto inmediato.

El año pasado el Consejo Deliberante local declaró la Emergencia Hídrica y constituyó la Mesa del Agua, en donde participan integrantes del poder Ejecutivo municipal, concejales, autoridades de ABSA y vecinos. Pero no hubo muchos avances en el tema. El intendente Héctor Gay se lava las manos y le tira la pelota a ABSA, al tiempo que ofrece personal, maquinarias para posibles obras y camiones para repartir agua en los barrios.

Ya son varias localidades de la provincia, como La Plata, Citty Bell, Tolosa, que reportan problemas con la provisión de agua. Incluso se denunció arsénico en el agua de Chivilcoy.

¿No podemos hacer nada?

Estos gobiernos no tienen el interés se solucionar seriamente el problema del agua que afecta al pueblo trabajador. No se atreven a tocar los intereses capitalistas de las multinacionales que se abastecen con el agua potable que la mayoría necesita, solo para incrementar el lucro capitalista. “Cerrarle la canilla a polo, esa sería una medida inmediata”, nos decía un vecino del barrio Avellaneda.

Desde el PTS en el Frente de Izquierda y Los Trabajadores -Unidad, exigimos la implementación efectiva y urgente de un plan de obras públicas, gestionado y controlado por los propios trabajadores y un comité independiente de vecinos de la ciudad, que plantee claramente solución al problema de la potabilización de agua. Diversos profesionales vienen insistiendo en que el problema no está en la falta de agua en el Dique Paso de las Piedras, sino en lo deficitaria que es la Planta Potabilizadora de Patagonia para cubrir la demanda del recurso de la ciudad. La adecuación de esta planta, y la construcción de otras, podrían llevarse adelante con un impuesto progresivo a las grandes fortunas, a su vez que se priorice la distribución al consumo doméstico y que las empresas del Polo Petroquímico hagan las inversiones necesarias para obtener el recurso por otros medios. Durante la pandemia ganaron millones, ¡Basta de privilegios para las multinacionales!

También debemos pelear porque los usuarios y trabajadores tengamos poder de control y decisión en la gestión de ABSA, cuyo funcionamiento es deficiente y se paga un precio elevado. Una primera medida en este sentido, sería la auditoría de los libros contables y ver en qué se han gastado los millones obtenidos desde los tarifazos de Vidal.

Esto debe ser parte de una pelea de fondo por la nacionalización íntegra del conjunto de los servicios públicos, gestionada por los propios trabajadores y usuarios, para garantizar acceso y terminar con los tarifazos.