Ecuador va a elecciones presidenciales y a diputados nacionales este domingo 9 de enero en medio de una crisis política, económica y social que se agudiza por la creciente militarización, el deterioro de las condiciones de vida, la persecución política y el fortalecimiento del autoritarismo. En la presidencial Daniel Noboa busca reelegirse tras más de un año y medio de gobierno, en frente tiene a Luisa González, la candidata del correísmo, en el medio otras fórmulas presidenciales entran en la carrera.
Sábado 8 de febrero 21:25
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Daniel Noboa, perteneciente a la élite ecuatoriana y magnate del sector bananero, asumió por primera vez la presidencia a finales de noviembre de 2023, luego de la convocatoria a las elecciones extraordinarias cuando el presidente Guillermo Lasso activara en mayo de 2023 lo que se da en llamar “la muerte cruzada” (mecanismo por el cual se rige el proceso de destitución del presidente y la disolución de la Asamblea Nacional –parlamento-, debiendo convocarse nuevas elecciones del Ejecutivo. N. de E.) . Unas elecciones que también estuvieron marcadas por una profunda crisis política, económica y social sin precedentes inmediatos, acrecentada por la ola de violencia y asesinatos políticos. Llegó para gobernar entre diciembre de 2023 y mayo de 2025, completando el período de Guillermo Lasso.
Es por eso que Ecuador va nuevamente a elecciones presidenciales y de la Asamblea Nacional, así como representantes al Parlamento andino. En el caso de las presidenciales, 16 fórmulas entran en la competencia, pero si ninguna supera el 50% de los votos o el 40% con 10 puntos de ventaja, habrá segunda vuelta el 13 de abril. Las elecciones se desarrollarán bajo un ambiente militarizado donde se desplegarán unos 58.000 policías y 40.000 militares en todo el país.
Los candidatos: un juego de tensiones políticas
Luego de poco más de un año y medio de un gobierno, Noboa candidato por el Movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), busca ampliar su poder con un nuevo periodo de gobierno. Tiene como principal contendiente a Luisa González, la candidata que se presenta por el partido Revolución Ciudadana, del expresidente Rafael Correa, la misma candidata que Noboa derrotó en las pasadas elecciones del 15 de octubre del 2023, en segunda vuelta. También será clave en estas elecciones la nueva composición de la Asamblea Nacional, donde es posible que los oficialistas de ADN (Partido neoliberal Acción Democrática Nacional) sean la primera fuerza y arrebate el control de la Cámara que actualmente tiene Revolución Ciudadana (correísmo).
Si bien hay más fórmulas en la competencia, es entre Noboa y Luisa González en los que se concentrará el voto, sin descartar que la contienda pudiese decidirse incluso en la primera vuelta. Entre los candidatos que buscan colarse en el pulso entre Noboa y González destacan el líder indígena Leonidas Iza (Pachakutik), la activista ambiental Andrea González Náder (Sociedad Patriótica), el exministro de Lasso Henry Cucalón (Construye) y el expresidente de la Asamblea Henry Kronfle (Partido Social Cristiano).
El panorama electoral de Ecuador está marcado por la diversidad de visiones de futuro que los distintos candidatos representan. Daniel Noboa ha generado polémica debido al uso sistemático de recursos del Estado para su campaña, por lo que se le acusa de violar la Constitución, lo que ha sido ampliamente denunciado. También en el espectro conservador está Andrea González, candidata del Partido Sociedad Patriótica, defendiendo políticas tradicionales y un enfoque autoritario.
El correísmo, que en sus inicios fue una alternativa reformista a la derecha, terminó dando un respaldo al régimen de Noboa apoyándolo en la Asamblea Nacional, lo que ha alimentado aún más la impunidad del gobierno. Esta alianza, es lo que le ha abierto el camino a la perpetuación del autoritarismo y la represión en Ecuador.
Luisa González, en las elecciones del 2023, cuando se prefiguraba como candidata segura a ganar en dicho año, realizó reuniones con el FMI y aseguraba que fortalecerá la dolarización. En reiteradas ocasiones expuso su postura pro extractivista, así mismo como el antecedente del ex-presidente Rafael Correa que reprimió y criminalizó a las comunidades y pueblos indígenas que se oponían al extractivismo. Por otra parte, mantiene una postura anti derechos, en contra del aborto y a favor de la explotación de los bienes comunes naturales en el país.
Lamentable ha sido el silencio del dirigente indígena Leonidas Iza durante el gobierno de Noboa. Después de su inacción y falta de movilización en un período tan crucial, Iza ahora se lanza como candidato presidencial, lo que ha generado cuestionamientos por su pasivización de la lucha popular. Su silencio en un momento tan crítico muestra los límites de algunos movimientos sociales que, en lugar de desafiar las políticas autoritarias, optaron por la negociación.
El Gobierno de Noboa bajo el FMI, la militarización y el cercenamiento de las libertades democráticas
En el contexto electoral, las denuncias contra Daniel Noboa, han puesto de relieve prácticas antidemocráticas que viola incluso hasta la propia Constitución que rige en el país. Ha sido acusado de manipulación mediática, utilizando mecanismos de coacción para influir en la percepción pública y favorecer su imagen, traspasando los límites de las propias leyes electorales.
Además, Noboa se negó a pedir licencia durante el periodo de campaña electoral y delegar temporalmente el cargo en su vicepresidenta, Verónica Abad, con quien está fuertemente enfrentado desde las elecciones de 2023. Bajo una decisión arbitraria, en su lugar, nombró por decreto a una vicepresidenta interina de su confianza a la que delegó las funciones presidenciales en los días donde él hacía actividades electorales, lo que fue declarado inconstitucional por la Corte Constitucional. Este movimiento de Noboa también fue interpretado como un intento de continuar su campaña presidencial utilizando los recursos del Estado, y el uso indebido de la presidencia para fines electorales, e incluso inaugurando obras públicas en plena campaña.
La utilización indebida de la infraestructura pública, medios estatales y fondos gubernamentales, ha generado críticas de diversos sectores de la población y organizaciones de derechos humanos. Estos actos no solo visualizan una campaña viciada, sino que también refuerzan una tendencia autoritaria que vulnera las propias garantías electorales.
Bajo el gobierno de Noboa el endeudamiento público con el FMI creció en USD 4.000 millones por un acuerdo firmado en abril de 2024 bajo el esquema de Servicio Ampliado (SAF), de la mano de políticas agresivas contra las condiciones de vida del pueblo trabajador, además de políticas de expoliación. En ese contexto la tasa de pobreza por ingresos se ubicó en diciembre de 2024 en 28%, lo que significa que 5,2 millones de personas son pobres, mientras a diciembre de 2023, estaban en esa condición 4,8 millones de personas. A la par de esta situación el desempleo aumentó, así como las condiciones de vida empeoraron. La crisis energética dio un salto, con interrupciones del servicio eléctrico que llegaron a durar hasta 14 horas diarias, en medio de apagones de luz masivos y prolongados que paralizaron varias ciudades como Quito, Latacunga y Guayaquil.
El gobierno ha optado por medidas represivas, utilizando la fuerza militar como respuesta a las crisis sociales, así como la militarización del país. Las bases militares se expanden mientras las libertades democráticas se reducen en medio de una crisis que ha sido aprovechada por sectores de la derecha para consolidar su poder.
Esta política afecta a los sectores más vulnerables, los trabajadores, la juventud y principalmente las niñeces. El caso de los cuatro niños de Las Malvinas, desaparecidos y luego encontrados muertos tras ser detenidos por una patrulla militar, es un ejemplo trágico de cómo la militarización afecta a los sectores más desprotegidos. Este caso simboliza la relación directa entre la ideología del gobierno de Daniel Noboa, cuyas acciones revelan una tendencia autoritaria y represiva, y los efectos reaccionarios de la militarización en el pueblo ecuatoriano.
El contexto internacional también juega un papel fundamental en la crisis interna de Ecuador. El gobierno de Noboa se ha alineado con el derechismo internacional, consolidando una relación con gobiernos y fuerzas políticas que han fomentado la militarización y las políticas autoritarias. Esto se ve reflejado en el fortalecimiento de las bases militares y el crecimiento de un modelo que favorece a los sectores más poderosos en detrimento de las necesidades populares.
La necesidad de una resistencia independiente, desde abajo, de los trabajadores y el pueblo pobre
A pesar de la grave situación, los sindicatos y movimientos sociales no se han puesto a la altura de confrontar al gobierno. En lugar de unirse para derrocar las políticas represivas y económicas, muchas direcciones de los sectores sindicales y de movimientos sociales se han dedicado a negociar con el régimen, lo que ha debilitado la resistencia obrera, indígena y popular. La ausencia de una respuesta firme y unitaria ante la creciente militarización y persecución ha permitido que la derecha se fortalezca en medio de la crisis, así como de las duras políticas económicas de la mano del FMI.
Las grandes mayorías trabajadoras, populares y explotadas del país aún tienen la agenda planteada y que pusieron sobre el tapete en los continuos levantamientos como el de octubre del 2019 y junio del 2022, entre otros. Por eso, deben exigir a las direcciones de los sindicatos, a las direcciones de los movimientos sociales y otras direcciones de los sectores de masas, que dejen el conciliacionismo, y organicen una real resistencia de los de abajo, de los trabajadores, los sectores populares, pueblos originarios y campesinos.
Es necesario dar una respuesta contundente ante la situación imperante. La militarización, la persecución política y la impunidad que caracterizan el régimen de Noboa solo pueden ser enfrentadas con una lucha consecuente, liderada por los trabajadores y el conjunto de los explotados. Es esencial la organización de manera independiente, imponiendo la resistencia desde abajo, de los trabajadores y el pueblo pobre, sin caer en los intereses de los gobiernos y partidos que han traicionado a la lucha de los trabajadores y las grandes mayorías populares.