Con más del 91% escrutado, Daniel Noboa obtiene un 44,3% frente al 43,8% de Luisa González. En un virtual empate técnico Ecuador va a segunda vuelta el 13 de abril.

La Izquierda Diario @izquierdadiario
Domingo 9 de febrero 23:14

En medio de una profunda crisis política heredada del gobierno anterior, unos 14 millones de ecuatorianos fueron a las urnas este domingo. El actual presidente, Daniel Noboa, intentó en primera vuelta reelegirse, tras un corto mandato que comenzó en noviembre de 2023, cuando ganó las elecciones anticipadas tras la caída de Guillermo Lasso.
Pero una cerrada elección lo ha obligado a ir a una segunda vuelta al no superar el 50% con su principal contendiente, Luisa González, la candidata del correísmo. Al cierre de la noche, el poder electoral, anunciaba, con más del 91% escrutado, Daniel Noboa obtiene un 44,3% frente al 43,8% de Luisa González.
Noboa recibió el resultado con desánimo al grado tal que no se presentó en el acto planificado para el final de la jornada. Acusado de manipulación mediática y de utilizar mecanismos de coacción buscó influir en la percepción pública y favorecer su imagen, creando la matriz de un seguro ganador en la primera vuelta. Para Luisa González y todo el movimiento del correísmo, que venía en desventaja, el pasar a segunda vuelta y por un margen muy cerrado, ha sido visto como un triunfo, y buscará redoblar su impulso para el balotaje que se realizará el 13 de abril.
Prácticamente todo el electorado se concentró entre Noboa y González, al punto de que las 12 fórmulas restantes, arañaban de conjunto el 11% de los votos. Leonidas Iza, del movimiento Pachakutik vio reducir su influencia histórica al alcanzar un 5,26%, por su parte, la conservadora Andrea González Nader, que fuera parte de la fórmula del asesinado Fernando Villavicencio en 2023, conseguía un 2,81%. Los demás candidatos quedaron reducidos a mínimos, incluyendo a partidos otrora importantes como el PSC y la Izquierda Democrática. El Partido Social Cristiano (PSC) con Henry Kronfle, obtenía el 0,72%, mientras que la Izquierda Democrática (ID) con Carlos Rabascall, apenas llegaba al 0,21%.
Aún está por terminar de definirse la configuración de la Asamblea Nacional, ya que en estas elecciones también se votaba a diputados nacionales. Al parecer, ninguna de las dos principales fuerzas al alcanzaría los dos tercios para tener una mayoría cualificada, aunque el partido de Noboa corre con leve ventaja. Con un 70% de las actas escrutadas para el caso de las legislativas, ADN estaría alcanzado 66 diputaciones mientras que Revolución Ciudadana hasta ahora ha asegurado 64 escaños, Pachacutik alcanzaría 8 diputaciones, el Partido Social Cristiano con 4 curules. Aunque estos números pueden modificarse en la medida que se complete el total de las actas. Esta situación de la composición de la Asamblea Nacional, obligará al futuro presidente de Ecuador a tejer pactos políticos que le permitan cierta gobernabilidad.
Tras la llegada de los primeros datos hubo un cauteloso optimismo en el bunker de Noboa, pero a medida que avanzaba el conteo González achicaba más y más la ventaja. De acuerdo con el Código de la Democracia o Ley electoral en Ecuador, para ganar en primera vuelta se necesita obtener la mitad más uno de los votos válidos, o bien lograr al menos el 40 % y una ventaja de mínimo 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato. Al ninguno de los candidatos establecer estos márgenes, Ecuador va a un balotaje cargado de incertidumbre.
Te puede interesar: Elecciones en Ecuador bajo la crisis económica y social, la militarización y autoritarismo
Te puede interesar: Elecciones en Ecuador bajo la crisis económica y social, la militarización y autoritarismo
El proceso electoral se desarrolló en un contexto de alta participación esperada, con el voto obligatorio para ciudadanos de 18 a 64 años y voluntario para mayores de 65 y residentes en el exterior. La jornada también estuvo marcada por una fuerte militarización, en un país que enfrenta una grave crisis de violencia y constantes amenazas del crimen organizado, pero también un régimen plagado de impunidad y que constantemente recurre a la persecución política contra opositores y activistas. Se calcula que se desplegaron unos 58 mil policías y hasta 40 mil militares.
En el contexto electoral, las denuncias contra Daniel Noboa, han puesto de relieve prácticas antidemocráticas que viola incluso hasta la propia Constitución que rige en el país. Ha sido acusado de manipulación mediática, utilizando mecanismos de coacción para influir en la percepción pública y favorecer su imagen, traspasando los límites de las propias leyes electorales.
Bajo el gobierno de Noboa el endeudamiento público con el FMI creció en USD 4.000 millones por un acuerdo firmado en abril de 2024 bajo el esquema de Servicio Ampliado (SAF), de la mano de políticas agresivas contra las condiciones de vida del pueblo trabajador, además de políticas de expoliación. En ese contexto la tasa de pobreza por ingresos se ubicó en diciembre de 2024 en 28%, lo que significa que 5,2 millones de personas son pobres, mientras a diciembre de 2023, estaban en esa condición 4,8 millones de personas. A la par de esta situación el desempleo aumentó, así como las condiciones de vida empeoraron. La crisis energética dio un salto, con interrupciones del servicio eléctrico que llegaron a durar hasta 14 horas diarias, en medio de apagones de luz masivos y prolongados que paralizaron varias ciudades como Quito, Latacunga y Guayaquil.
El contexto internacional también juega un papel fundamental en la crisis interna de Ecuador. El gobierno de Noboa se ha alineado con el derechismo internacional, consolidando una relación con gobiernos y fuerzas políticas que han fomentado la militarización y las políticas autoritarias. Esto se ve reflejado en el fortalecimiento de las bases militares y el crecimiento de un modelo que favorece a los sectores más poderosos en detrimento de las necesidades populares.