El primer ministro de Irak, Haider al-Abadi junto a altos mandos del ejército, anunciaron en la madrugada del lunes, el inicio de las operaciones militares para recuperar la ciudad de Mosul en manos del Estado Islámico. ¿Estamos ante un posible Alepo iraquí?
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Santiago Montag @salvadorsoler10
Lunes 17 de octubre de 2016 16:08
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Se trata de una operación militar sin precedentes desde la invasión estadounidense a Irak en 2003, por su envergadura y significado. Todos los avances militares iraquíes de los últimos meses anunciaban una pronta iniciativa de recuperar la ciudad estratégica Mosul, a manos del EI, por lo que no ha sido una sorpresa. En las últimas semanas, las fuerzas gubernamentales han ido cercando Mosul en preparación de este momento. Este domingo, la aviación iraquí lanzó panfletos anunciando que la batalla sería inminente, pidiendo a la población que permaneciera en sus casas, asegurando que no atacarían objetivos civiles.
Además de tratarse del mayor despliegue de tropas iraquíes desde el 2003, el ejército cuenta con el apoyo aéreo de la coalición internacional contra el ISIS, nominalmente formada por 60 países y el apoyo de los peshmergas (milicias kurdas al norte de Irak).
El Gobierno de Irak y sus aliados internacionales esperan que “la campaña constituya el golpe decisivo al poder y prestigio que el ISIS ha acumulado en estos dos años y que, como resultado, reduzca su capacidad de reclutar no solo en Irak y Siria, el autoproclamado Califato, sino también en otros frentes como Libia o el Sahel”. Por otro lado, Al Abadi y sus socios del Gobierno piensan en que la victoria fortalezca y dé legitimidad a su mandato, que atraviesa una profunda crisis política y económica en un país que se desangra desde la intervención militar estadounidense del 2003, que incluye cotidianos atentados en Bagdad y movilizaciones populares contra el gobierno. Siendo que la energía es a lo que menos tiene acceso la población en un país que paradógicamente posee el 10% de la reservas mundiales de petróleo.
Mosul es la tercera ciudad iraquí más importante, después de la capital, Bagdad, y la sureña Basora. A partir de la recuperación de Faluya tres meses atrás, todas las operaciones lanzadas por el Ejército apuntan hacia el asalto de esta ciudad. Luego de los éxitos militares sobre el EI cercando la ciudad de Qayara, Mosul será la mayor concentración civil y militar a la que va a enfrentarse la coalisión liderada por el ejército iraquí. Al riesgo de venganzas sectarias como las que se han vivido en las provincias de Al Anbar y Saladino, se suma la necesidad de proteger a la población civil que permanece bajo el control de los extremistas. Se estima que aún quedan entre medio millón y un millón de los dos millones de habitantes que tenía la ciudad, casi exclusivamente árabes suníes. Además, esperan que 100.000 iraquíes pudieran huir hacia Siria y Turquía para escapar de la ofensiva militar, anunciaron desde la agencia de Naciones Unidas para los refugiados ACNUR.
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El Ejército iraquí y los peshmergas (tropas kurdas en Irak) libraron combates en varias poblaciones cercanas a Mosul, generando las condiciones necesarias para iniciar la ofensiva para recuperar la ciudad de manos de los yihadistas. Unos 25 000 soldados y peshmergas respaldados por la aviación de la coalición bloquean las carreteras para impedir que soldados del Estado Islámico escapen (entre 4000 y 9000 yihadistas según las fuentes).
¿Mosul un nuevo Alepo?
Alrededor de Mosul confluyen distintos actores que representan en el teatro de operaciones intereses contrapuestos de potencias extranjeras. La propia composición de las fuerzas que chocarán, una amalgama de soldados, milicias kurdas, chiíes y suníes, nos da esa idea. Existen batallas precedentes contra el EI en Faluya, Ramadi o Tikrit donde subyacía el enfrentamiento sectario entre árabes suníes y árabes chiíes (y por extensión el recelo de los países árabes hacia la influencia de Arabia Saudí e Irán en Irak respectivamente). Además entran en escena las ambiciones kurdas y la interferencia turca para evitar que se contagien a su territorio.
Las autoridades de la Región Autónoma de Kurdistán repiten a menudo que no tienen aspiraciones territoriales sobre Mosul y la provincia de Nínive de la cual es capital, aunque afirman que van a mantener su presencia en las zonas que se apropiaron tras el surgimiento del EI y que esperan un gobierno provincial favorable a sus intereses.
Por su parte, Turquía está utilizando la existencia de la minoría turcomana y la "guerra contra el terrorismo", como excusas para estar presente en un conflicto que le permite además posicionarse como potencia regional frente a Irán, cuya influencia en el Gobierno iraquí se ha incrementado a través de las milicias chiíes proyectadas luego de la irrupción del EI.
Para ello no sólo ha movilizado tropas dentro de Irak, desatando un grave empantanamiemto diplomático con Bagdad, sino que ha financiado y entrenado la milicia Guardia de Nínive, bajo mando del controvertido anterior gobernador, Atheel al Nujaifi, un árabe suní cuya familia ha dominado la política local durante décadas. Existen unos 2000 soldados turcos estacionados en la localidad de Ba’ashiqah que participarán en esta ofensiva estratégica para Ankara y los demás actores, puesto que el gobierno de Erdogan pretende frenar las ambiciones territoriales kurdas en su frontera en la frontera turca, a pesar de que el gobierno iraquí los considera como invasores.
En caso de lograr una victoria, no está claro cómo el débil Gobierno de Al Abadi va a lograr conjugar los intereses contrapuestos. O si, la recuperación de Mosul sólo profundizará la desintegración de Irak, aumentando el sufrimiento de los distintos grupos étnicos.
La ofensiva, se desarrolla en un contexto donde las tensiones entre Rusia y EEUU van en aumento, apostando a tercerizar la guerra en el teatro de operaciones Sirio, pero que puede ir aumentar en una escalada mayor luego de los bombardeos estadounidenses en suelo yemení. Una vez más puede verse cómo las incursiones norteamericanas y de la OTAN principalmente acarrean años de agonía para los pueblos.
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Santiago Montag
Escribe en la sección Internacional de La Izquierda Diario.