Las monjas Asunción Martínez y Kumiko Kosaka, junto a las exdirectoras y la representante legal del instituto católico fueron absueltas este miércoles por el encubrimiento de los abusos sexuales cometidos contra niños, niñas y adolescentes sordos. Bronca e indignación por la impunidad de quienes durante años ocultaron y encubrieron los aberrantes abusos por los que fueron condenados los curas Corradi y Corbacho, junto a otro empleado del establecimiento.
Miércoles 18 de octubre de 2023 15:12
Asunción Martínez, Nicola Corradi y Kumiko Kosaka
Este miércoles culminó el tercer juicio por los abusos sexuales cometidos contra niños, niñas y adolescentes sordos en el instituto católico Antonio Provolo de Mendoza. A diferencia de los anteriores, donde fueron condenados los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho, junto a un empleado del instituto, las juezas Gabriela Urciolo, María Belén Renna y María Belén Salido absolvieron a las monjas y exdirectoras del instituto, junto a su representante legal de la responsabilidad penal por omisión de denunciar los abusos sexuales contra ocho mujeres que trabajan en el Instituto y un abuso sexual cometido por la monja de origen japonés Kumiko Kosaka.
Tras el fallo Paola González, una de las madres de las víctimas que impulsó la lucha por justicia desde un primer momento, denunció ante la prensa "la miseria que mostró ahora la Justicia, le falló no a la familia, le falló a todos los mendocinos. Le mostró que no existe la Justicia. Mandó al silencio a futuras víctimas porque decir que estas infames son inocentes es mentir. Eso hizo hoy la Justicia mendocina que aplaudió a los abusadores. La Justicia traicionó al pueblo". Todos los familiares y sobrevivientes presentes en la audiencia repudiaron el fallo.
Desde la Red de Sobrevivientes de abusos eclesiásticos también expresaron su "más enérgico repudio" y su "solidaridad con sobrevivientes y sus familias. No vamos a olvidar a este tribunal que absuelve a quienes abusan".
La jornada había comenzado con tensiones en el Polo Judicial de la capital mendocina, ya que no permitieron el ingreso de todos los familiares de los sobrevivientes, lo que generó mucha bronca que fue en aumento tras escuchar las declaraciones de las monjas, quienes aseguraron desconocer el motivo de las imputaciones y cargaron contra las víctimas y los medios de comunicación por la "condena social" en su contra. Finalmente, la bronca terminó de explotar luego de escuchar el fallo que consagró la impunidad de las monjas y empleadas del Instituto.
En la causa habían declarado once víctimas en Cámara Gesell, llegando algunas a declarar durante quince audiencias, sobre los abusos cometidos desde 2005 en el instituto de Luján de Cuyo.
A fines de 2016 salió a la luz el caso de los múltiples y sistemáticos abusos sexuales cometidos por curas del Provolo, aberraciones que en muchos casos contaron con el apoyo y la complicidad de monjas, directivos y hasta algunos empleados del instituto dedicado a “educar” (con métodos por demás represivos) a niñas y niños sordos. Nacido en Verona, Italia, el Provolo desembarcó hace décadas en Argentina con sucursales en La Plata y Luján de Cuyo, entre otras sedes menores.
En todas las sedes del Provolo, tanto italianas como argentinas, hubo denuncias a lo largo de las décadas de abusos sexuales y demás vejaciones sufridas por niñas, niños y adolescentes sordos. Todo con el aval tácito del Vaticano, estuviera quien estuviera a su frente.
Cuando estalló el escándalo en Mendoza a partir de las denuncias de un puñado de familias de niñas y niños abusados, Jorge Bergoglio llevaba más de tres años siendo Francisco. Su demagogia respecto a los abusos eclesiásticos, con una supuesta trasformación del Vaticano en favor de las víctimas, lo llevó a soltarles la mano a los responsables del Provolo y dejar que la “Justicia” civil actúe. Así se lograron las históricas condenas a Corradi y Corbacho.
Pero la demagogia es, precisamente, tener algunos gestos para que, en definitiva, nada estructural cambie. Y eso es lo que viene haciendo Francisco desde 2016 en el caso Provolo, pero desde siempre en muchos otros casos. La Izquierda Diario investigó varios de esos casos y denunció con nombres y apellidos a varios de los obispos, curas y monjas protegidos por la jerarquía eclesiástica, tanto de Argentina como de la llamada Santa Sede. El fallo de impunidad de este miércoles en Mendoza, va en línea con esa política de fondo, más allá de los gestos.