Junto a su compañera, son parte de los heridos de la represión de la Bonaerense del jueves. Con su ojo izquierdo comprometido, relata cómo casi lo matan y denuncia presiones del Ministerio de Seguridad para que se calle. “Quieren silenciar lo que pasó, que se hagan cargo, fueron a matar a la gente”, dice desde el hospital.
Daniel Satur @saturnetroc
Martes 11 de octubre de 2022 12:27
Rodrigo Arballo fue a la cancha el jueves a la noche para ver a Gimnasia y Esgrima La Plata, el club de su pasión, contra Boca Juniors en uno de los partidos más importantes del campeonato. Llegaron al bosque platense con su esposa Gisela y su hermana Ayelén. Dejaron el auto a unas pocas cuadras del estadio, cerca de las puertas del viejo zoológico. Antes de entrar, decidieron parar en uno de los tradicionales puestos verdes de comidas rápidas. Menos de media hora después, todo se convirtió en una tragedia para él y ellas.
Hoy está internado en una sala del Hospital Rodolfo Rossi de La Plata, a la espera de ser operado de su ojo izquierdo. Carga con una incertidumbre casi desesperante: no sabe si podrá volver a ver como hasta el jueves a la noche. Pero además acumula mucha bronca por el accionar del Ministerio de Seguridad que conduce Sergio Berni, que desde que quedó internado parece estar decidido a hostigarlo y desmoralizarlo al extremo.
Así lo contó en las últimas horas a varios medios de comunicación de La Plata y de la Ciudad de Buenos Aires. Los videos con sus afirmaciones, tanto en sus redes sociales como ante canales como TN y TyC Sports, se viralizaron y son una contundente denuncia contra el gobierno provincial del Frente de Todos y su policía.
La palabra de Rodrigo
Sobre los hechos propiamente dichos, Arballo recuerda: “Eran las nueve y cuarto de la noche, el partido empezaba a las nueve y media. Veníamos del puesto verde que está frente al zoológico y cuando llegamos al estadio vimos que estaban todas las puertas cerradas con candados. Cuando estábamos haciendo la cola para entrar la Policía empezó a reprimir, de un momento para otro empezaron a tirar gases lacrimógenos y tiros, pecheando a la gente con los caballos, con los palos. Fue una salvajada”.
En ese sentido, está convencido de que “la Policía ya sabía lo que iba a hacer, estaba todo planeado. Fui a ver muchos partidos, con más gente que la que había contra Boca y nunca había pasado algo así”.
Sobre los policías que particularmente lo agredieron a él, su esposa y hermana, Rodrigo dice que “no se les veía las caras, estaban todos con los gorros y cascos. Tiraban de cerca, a quemarropa. Mi señora tiene nueve tiros en la espalda y a mí me agarraron de lleno en la cara”.
Arballo recibió un disparo directamente en el ojo. “No entendía qué pasaba, sentí que me ardía todo, no veía nada. El ojo se me infló en dos segundos. Me encontró mi hermana desplomado en el piso, como pudo me arrastró, fue un caos poder llegar hasta donde teníamos el auto”.
El hombre relata que primero fueron al Hospital San Martín, que lo anotaron en una planilla pero que finalmente no lo atendieron. “De ahí mi hermana me llevó al Hospital Rossi, me trajo ella por sus propios medios, encima yo soy medio grandote y ella no podía cargarme, me pedía que por favor no me desvaneciera, pero yo no sentía la cara directamente”.
“El balazo de goma me comprometió mucho la retina, todavía no me saben decir si voy a volver a ver. Estoy muy triste y tengo mucho miedo. Además tengo quebrada la mandíbula en dos partes por un baldozaso o piedrazo que recibí en ese mismo momento”, dice Rodrigo a la prensa.
Consultado por cómo transita los días posteriores a la represión, Arballo denuncia maniobras muy poco amigables por parte del Gobierno de Axel Kicillof. Por ejemplo, que le pusieron una “custodia” policial cerca la puerta de su habitación del hospital y que también otros policías están apostados en los accesos del nosocomio, algo que según fuentes del centro de salud no es habitual. Tanto él como su familia aclaran, por si hiciera falta, que no pidieron en ningún momento tener algo parecido a una custodia. Menos de la propia Policía que lo baleó.
Pero además Arballo denuncia que desde el propio Ministerio de Seguridad quieren darle un mensaje amedrentador. “Quieren silenciar lo que pasó, vinieron a verme al hospital, le preguntaron a la directora por mí, le pidieron un número mío. Yo les dije que si querían hablar conmigo que vengan acá y me hablen personalmente. Vinieron y me ofrecieron de todo, que se iban a hacer cargo de todo lo que pasó. Pero a mí nadie me va a devolver el ojo”, sentencia.
“Me dieron a entender que si yo quiero poner algún abogado ellos tienen abogados para mí. Pero yo no necesito sus abogados. Lo único que necesito es que me devuelvan la vista”, agrega indignado.
Consultado por qué es lo que reclama en estos momentos, Arballo no duda: “Quiero justicia, tanto por mí como por el Lolo Regueiro. Mataron a una persona inocente, lo conozco de chiquito, muchos viajes compartidos con él yendo a la cancha. Es una tristeza bárbara”.
Y pese al dolor en su rostro y la incertidumbre sobre su visión, reitera: “Quiero justicia, quiero volver a ver. Que se hagan cargo de lo que hicieron, porque fue una represalia a mansalva. Fueron a matar a la gente. Otra cosa no se puede decir”.
Mentiras, aprietes e impunidad
El testimonio de Rodrigo Arballo echa por tierra los intentos del gobernador Axel Kicillof por “despegar” a su gestión de los hechos del jueves a la noche en La Plata. Como se analiza en otro artículo de este diario, el mandatario dio una entrevista el domingo por la noche en el canal oficialista C5N y allí mintió en varias cosas, sobre todo cuando dijo que su gobierno “no promueve la violencia institucional, no la protege, no la encubre, no la oculta y no la tolera”.
La primera desmentida a los dichos del “progre” Kicillof la hace él mismo al ratificar (una vez más) en su cargo al ministro de Seguridad Sergio Berni, un derechista excarapintada que acumula casi tres años de mentiras, encubrimientos y defensa de la Policía Bonaerense en decenas de casos de torturas, muertes y hasta desapariciones forzadas de personas.
Testimonios como el de Rodrigo Arballo no hacen más que demostrar que esas mentiras tienen las patas muy cortas, mal que les pese a las alas “izquierdas” del kirchnerismo que ahora intentan despegarse del Berni y la Bonaerense tras tres años de bancarlos y comerse cuanto sapo salió disparado de las 9 milímetros de esa mafia con uniforme.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).