El Frigorífico Gorina se encuentra en La Plata y además de ser uno de los más grandes del país, contamina los arroyos de la zona con diversos metales, pesticidas, y desechos. El Gobierno, los organismos que deberían encargarse de controlar y las empresas, son responsables.
Martes 10 de agosto de 2021 13:11
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Fotomontaje: J.R.
El frigorífico se encuentra entre las localidades de Gorina y Melchor Romero de La Plata y muy cerca del arroyo Rodríguez. Esta empresa de exportación de carnes es señalada por los vecinos y organizaciones ambientalistas como uno de los mayores responsables de los desechos que allí se encuentran y del deterioro del ambiente.
El descargo de sus desechos en el efluente provocó la pérdida de la biodiversidad del arroyo, además de generar problemas de salud y la disminución de la calidad de vida de vecinos, que soportan desde fuertes olores hasta enfermedades relacionadas a los químicos vertidos en el cauce.
Los vecinos y vecinas de la zona norte de la ciudad vienen organizándose contra los vuelcos contaminantes. La mayoría provienen del frigorífico, pero también se encuentran los desechos de barrios privados como el Gran Bell, donde residen el actual intendente Julio Garro y la precandidata del Frente de Todos, Victoria Tolosa Paz. La desigualdad social es desigualdad ambiental y son los barrios linderos al arroyo quienes más sufren la contaminación de esta empresa que amasa fortunas.
Además los vecinos se cansaron de falsas soluciones ante los compromisos incumplidos que había asumido la empresa ante la Autoridad del Agua (ADA) y la Municipalidad, que mostraron ser cómplices de la empresa. Más allá de aparentar preocupación, solamente dieron medidas insuficientes. Prevalecen las ganancias de unos pocos por sobre la salud y la vida de muchos.
Para entender mejor la relación entre las ganancias extraordinarias del frigorífico y las consecuencias que padecen los barrios aledaños, siendo este no un caso aislado, hay que ver quiénes son los responsables directos de contaminar el ambiente y de la crisis climática actual.
Cuando la alimentación está en manos de los empresarios
Hace unos días el Gobierno Nacional repartió la Cuota Hilton, correspondiente al ciclo comercial 2021/22. Este es un cupo de exportación de carne que está por fuera del cepo impuesto tiempo atrás a los envíos, y que tiene como destino a la Unión Europea. El ministerio de Agricultura distribuyó un total de casi 28.700 toneladas de cortes de carne vacuna de alto valor que representan un negocio de alrededor de u$s300 millones.
Según los registros, existen 10 empresas que se quedaron con casi el 61% del total de ese dinero. El top 5 de estos grandes frigoríficos lo componen las brasileras Minerva (ex JBS) y Marfrig; y le siguen los Frigoríficos Gorina, Arrebeef y Ecocarnes.
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Dentro de este jugoso reparto lanzado por el gobierno al frigorífico Gorina le corresponden 1.668 toneladas de carne. Carlos y Roberto Riusech son los accionistas de esta empresa, de capitales nacionales, que exporta el 9% del total de los envíos y también abastece al mercado interno. Junto al dueño del frigorífico Arre Beef S.A, Hugo Borrell, el dueño del frigorífico Ecocarnes S.A, Omar Solassi (que en total concentran más del 20 % de las ventas de exportación), comparten en el extranjero una firma offshore con radicación en Panamá denominada Mainland Properties Management SA, según los datos del Panamá Papers. A su vez poseen su propio organismo de representación, el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas, o "Consorcio ABC", teniendo más del 90% de las exportaciones de carne.
Estos empresarios son los responsables directos del padecimiento de los vecinos y las consecuencias ambientales. Además de someter a sus trabajadores a jornadas extenuantes, donde abundan enfermedades relacionadas a los ritmos de trabajo, reparte sus desechos al resto de la población.
Estas empresas de la carne son responsables de recientes muertes obreras, por falta de control e inversión tecnológica, como en Arre Beef SA. Cabe preguntarse si con las cifras exorbitantes que manejan y fugan al exterior, no podrían invertir parte de esa fortuna en sanear el arroyo y disponer de tecnología para evitar la muerte de sus trabajadores. Lo que deja en claro es que no le importa la vida de los laburantes y vecinos.
Además los gobiernos mostraron que son parte de estos negociados porque no tienen el menor interés de afectar sus ganancias. También son cómplices organismos como el OPDS o la Autoridad del Agua (ADA).
¿A dónde van a parar el desecho de los ricos?
La Plata, Berisso y Ensenada, de conjunto, son sensibles a los cambios climáticos. Por esto, además, las instalaciones industriales en zonas bajas, el volcado de contaminantes a los arroyos y el emplazamiento del CEAMSE en la planicie costera son factores que contribuyen al deterioro ambiental.
El arroyo Rodríguez tiene una longitud de 20 km, sus nacientes se encuentran en la localidad de Abasto, y su curso atraviesa las localidades de Gorina y City Bell. Luego es canalizado hacia el Río de la Plata junto con los arroyos Carnaval y Martín. Es decir que los desechos del frigorífico y otras industrias recorren varios kilómetros y desembocan en un río donde familias trabajadoras pasan sus vacaciones todos los años, provenientes muchos de ciudades cercanas del GBA.
Los vecinos del Arroyo además denuncian que debido a la contaminación no hay agua potable, por lo que tienen que comprar bidones de agua potable para abastecer a quienes pueden hacerlo, quienes no están condenados a beber agua contaminada y con altos contenidos de cloro. Un negocio redondo también para quienes se quedan con el agua proveniente de afluentes naturales en nuestro país como el. Empresas como Danone, Nestlé, y Coca-Cola controlan el 85% del mercado del agua en Argentina, según un informe del 2018. Con la fortuna que amasan, podrían sanear los arroyos contaminados. Pero sus intereses no están puestos en el ambiente y la salud de sus trabajadores y vecinos, sino en sus ganancias. Tengamos en cuenta la crisis hídrica que está pasando el país con las sequías cada vez más recurrentes, como en Chubut, o la bajante del río Paraná, donde los responsables son estas empresas, las del agronegocio y los especuladores inmobiliarios, entre otros.
Según una investigación en diversos arroyos de La Plata, incluido el Arroyo Rodríguez, se encontró metales pesados que se incorporan a la cadena trófica, siendo muy perjudiciales para el ser humano.
El relevamiento de establecimientos que pueden aportar desechos a los arroyos reveló que el Frigorífico Gorina es uno de los principales responsables.
Los análisis químicos indicaron que el mayor contenido de materia orgánica es de 1,2%, y las concentraciones de diversos metales superan los valores de referencia. Posiblemente las elevadas concentraciones se deban a industrias que no se encuentran en la información pública disponible. Además, el uso agrícola intensivo del suelo genera incrementos en Zinc, que se utiliza en reactivos químicos y forma parte de los componentes de fertilizantes y plaguicidas.
Hay una salida
Desde el Frente de Izquierda Unidad venimos acompañando estas luchas que defienden el ambiente, contra las multinacionales y los gobiernos cómplices. Sabemos que Garro ni ningún gobierno municipal ni provincial resolvió el problema. A lo sumo realizaron “parches” que no van al fondo de la cuestión.
Hay que afectar las ganancias de esos empresarios que tienen sus cuentas en Panamá y fugan millones, como los dueños del mercado de la carne en el país. Un país donde mueren niños de hambre y la pobreza e indigencia aumentan.
Para eso hay que construir una gran fuerza social que imponga otra forma de producir y de relacionarse con el ambiente. En estas elecciones hay una tercera fuerza que muestra una salida real, ya que ningún gobierno, tanto del FdT como de JxC, se plantean salir de sus proyectos extractivistas, y llevan adelante una serie de políticas orientadas a generar dólares para pagar la deuda.
Creemos que hay que amplificar la voz de los vecinos y organizaciones ambientalistas que vienen luchando contra los desastres que generan estas empresas contaminantes, y poner la discusión del ambiente en la agenda política y el debate electoral. Los votantes tienen que saber qué proyecto defiende cada uno.
Por eso la lista del Frente de Izquierda Unidad de Nicolás del Caño está compuesta por cientos de jóvenes que son parte de las luchas en defensa del ambiente, y la única 100% verde. La misma juventud que sale a nivel mundial a la calle a pelear contra la crisis climática, tiene su expresión local en varias luchas contra las grandes multinacionales y los partidos cómplices. Como en la provincia de Mendoza, donde no hubo grieta de los gobiernos para votar la ley cianuro que contamina el agua, a favor de las mineras, y se las frenó con la movilización popular. O el acuerdo con China por las mega factorías de cerdos, que debido al amplio rechazo y movilización popular no pudieron instalar, pero que insisten por provincias cómo Chaco donde ya se empieza a ensayar este proyecto millonario que no trae más que contaminación y focos pandémicos para el conjunto de la población. Si esto no ha sucedido es por la lucha de ambientalistas, trabajadores y jóvenes, donde la izquierda fue un engranaje más.
Sabemos que la crisis climática no la va a resolver los mismos que la generaron, y que hay ejemplos que muestran que podemos pararle la mano e ir más allá. Urge una salida anticapitalista y socialista, organizada desde abajo y sobre otras bases, con los trabajadores a la cabeza. Porque no hay planeta B. Porque el futuro que deseamos es por el que peleamos.